Por Luz Pavón y Juan Ybarra

>En la audiencia de hoy fueron interrogados los tres ex comandantes de la Junta Militar que gobernó entre 1982 y 1983: Cristino Nicolaides -teniente general retirado-, Rubén Oscar Franco -almirante retirado- y Augusto Jorge Hughes -brigadier general retirado-.

Las preguntas que el fiscal Julio César Strassera le formuló Nicolaides, primer testigo del día, sonaron como golpes dentro de la sala. “Como personal militar no tengo la menor duda de que acá existió una guerra. El fin de la subversión era imponer un sistema de gobierno ajeno al sentir y el sistema de vida de los argentinos. Las Fuerzas Armadas lucharon en defensa de nuestro estilo de vida y del sistema constitucional que ahora impera. Y lo lograron”, afirmó Nicolaides. Sin embargo, cuando el teniente general salió de la sala de audiencias estaba tenso y transpiraba.

A las 16.35 comenzó a declarar el almirante Rubén Franco. Citando el Documento final de la Junta Militar sobre la guerra contra la subversión y el terrorismo, elaborado por los testigos y publicado en abril de 1983, el presidente del Tribunal, doctor León Carlos Arslanián, repitió las preguntas sin adoptar ningún tono en especial y mirando todo el tiempo fijamente al testigo.

Este documento fue producto de una decisión política de la Junta Militar, que tenía como fin lograr la institucionalización del país, a más tardar en el primer semestre del año 84″, expresó Franco. En referencia a los “errores cometidos” que figuran en éste, el almirante expresó: “Pueden ser ilícitos, errores en combate. Y los ilícitos se sancionaron. En una guerra puede pasar que alguno de los oponentes se sobrepase. Y si hubiese ocurrido se habría detectado”.

El momento más tenso sobrevino cuando el periodista Robert Cox -ex director del Buenos Aires Herald- sufrió un shock emocional mientras declaraba. Cox respondió unas pocas preguntas hasta que intervino Mario Marcopulos, defensor de Basilio Lami Dozo, quien consideró que el testigo no estaba en condiciones psicofísicas de continuar. “No creo estar en condiciones en este momento. Desde los últimos cuatro días yo he revivido todos estos años, tantas veces que al llegar acá me falló algo; ha sido tan terrible para mí”, expresó Cox. La audiencia quedó postergada hasta el próximo lunes 29 a las 15.

 

UNA FIESTA DE LA DEMOCRACIA

Jóvenes, jubilados, vendedores ambulantes y globos radicales adornaban la Plaza de Mayo. De fondo se escuchaba: “Democracia, sí. Golpe, noCharly García agitaba a las casi 200 mil personas que asistieron a escuchar al presidente Raúl Alfonsín.

Personalidades de todos los ámbitos se hicieron presentes: el escritor peruano Mario Vargas Llosa, el senador Fernando de la Rúa, el actor Alfredo Alcón, el técnico de fútbol César Menotti, quien llegó junto a los dirigentes radicales Ricardo Campero y Luis Brandoni, entre otros.

El primer incidente se produjo cerca de las 19, cuando las Madres de Plaza de Mayo se detuvieron a 50 metros de la valla e intentaron avanzar. Hebe de Bonafini, su presidenta, pidió al diputado radical Marcelo Sturbin que intercediera para que las dejaran pasar. El legislador le explicó que había personas que habían llegado antes y que no iban a poder seguir avanzando. Bonafini reaccionó vehemente y les gritó que ellas vienen a la Plaza hace ocho años, después de lo cual las Madres se retiraron.

 

EL DISCURSO DE ALFONSÍN

A las 20.13, el presidente Raúl Alfonsín apareció en el balcón de la Casa Rosada. En un clima de euforia, un grupo de 400 personas del grupo Montoneros empezó a silbar. El líder radical agradeció “la presencia multitudinaria”. Durante 20 minutos todo fue aplausos, bombos y banderas agitándose. El silencio llegó luego de que el presidente afirmara que “este año no se puede esperar un mejor nivel de vida”. Empezó allí un discurso duro y realista, describiendo la crisis económica por la que está atravesando el país.

“Necesito hablarles de las dificultades extremas que vamos a atravesar”, así comenzó el presidente y siguió detallando la grave situación: “Vamos a privatizar, disminuir el gasto público, aumentar los impuestos, congelar vacantes y buscar el sistema de retiro voluntario; esto es una economía de guerra, y es bueno que vayamos sacando conclusiones”. En el siguiente vídeo el inicio del discurso de Raúl Alfonsín.

 

A 40 minutos de iniciado su discurso, los peronistas, intransigentes y comunistas dejaron la Plaza al grito de “Ay, ay, ay, ay, el discurso lo escribió Alsogaray”, manifestando su repudio a las medidas expresadas para combatir la economía de guerra. “Vinimos a expresar nuestro apoyo a la democracia y no a escuchar solicitudes de mayores sacrificios económicos”, coincidieron los líderes de estos grupos.

El resto del discurso transitó por un análisis global de las relaciones de Argentina con el mundo, expresando que “es hora de que empecemos a tener relaciones maduras, en iguales condiciones con todos los países del mundo, y Estados Unidos no es la excepción”. Además enfatizó su compromiso de justicia con los juicios a las Juntas Militares: “Estamos comprometidos en llevar adelante todas nuestras promesas y en terminar el juicio a los responsables del proceso que hemos sufrido”.