Por Florencia Bertolino

La jornada de hoy se caracterizó por un clima de nerviosismo y tensión. Los testigos propuestos por la Fiscalia presentaron un escrito ante la Cámara Federal, antes de que comenzaran los interrogatorios, solicitando que se investiguen las denuncias sobre amenazas y presiones para preservar su seguridad.

Declararon María Della Arana de Miralles y Carlos Miralles, esposa e hijo del desaparecido Ramón Miralles; Pedro Goin, ex ministro de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires; Juan Nazar, ex director del diario La Opinión, y Martín Aberg Cobo, detenido durante la dictadura militar.

Sin embargo, el testigo clave de la jornada fue el periodista y ex director del diario “La Opinión”, Jacobo Timerman. Su testimonio, que duró dos horas y diez minutos, se centró en tres cuestiones: las torturas recibidas y su cautiverio, el protagonismo del diario durante el proceso y su entrevista con Emilio Eduardo Massera, integrante de la primera Junta Militar.

El testimonio de Timerman

Privado de su libertad el 15 de abril de 1977, el editor fue secuestrado en su departamento por un grupo de 10 0 15 personas que incluían a Darío Rojas, subcomisario y Jefe de la unidad llamada Puesto Vasco. De allí fue trasladado junto a Enrique Jara, subdirector de La Opinión, a la Jefatura de la Policía de la provincia de Buenos Aires. A continuación, un fragmento de su declaración.

 

Timerman, quien estuvo secuestrado en Campo de Mayo, Puesto Vasco y Coti Martínez, sostuvo que el haber reconocido ante el Coronel Ramón Camps que era judío, sionista y socialista pudo haberle salvado la vida. “Esa combinación probablemente despertó su imaginación, totalmente paranoica y nazi de tener el gran juicio ante una persona que confiesa esos crímenes”, agregó.

También afirmó que en Campo de Mayo vio al periodista desaparecido y por entonces director del diario El Cronista Comercial Rafael Perrota, y que en Coti Martínez reconoció al ex ministro de Economía bonaerense Ramón Miralles y a sus hijos.

El editor relató asimismo que descubrió, durante las sesiones de tortura en Coti Martínez, en las que participaba el doctor Jorge Antonio Bergés, que la publicación de ciertos recursos de habeas corpus y la reproducción de las editoriales del Buenos Aires Herald en español era lo que más le molestaba al gobierno de facto.

Por último, sobre la entrevista que mantuvo con Emilio Eduardo Massera, Timerman señaló que el ex comandante de la Armada ponía en duda la capacidad de gobernar de Jorge Rafael Videla, que decía que “era una pena” que al periodista le hubiera tocado ser detenido por el Ejército, y que le explicó que no se podía legalizar la estructura de la represión en ese momento “porque en ese caso intervendría el Papa, y contra el Papa, era muy difícil fusilar”.

Sobre el diario La Opinión

Luego de reiteradas amenazas a los obreros gráficos, la clausura de La Opinión, a fines de 1976, llegó gracias a la publicación de un artículo que había salido en una revista jesuita en donde pedían que se terminen las desapariciones. “Había descubierto que al publicar el habeas corpus en La Opinión, esa persona desaparecía para siempre”, declaró Timerman ante el Tribunal que juzga a las Juntas Militares.

El periodista Jacobo Timerman declaró ante la Cámara Penal Federal (Foto: Memoriaabierta.org.ar).

Declaración del comisario Ferranti

El comisario 2° Jefe de la Brigada de Investigaciones de Avellaneda, Jorge Rómulo Ferranti, reconoció que en 1977 retiró al doctor Ramón Miralles del despacho del Juzgado Federal de la Capital del juez Sarmiento y que lo trasladó a la Dirección de Investigaciones de la ciudad de La Plata. No recordó a quién lo entregó pero sí que no firmó ninguna constancia de entrega y que desconocía el porqué de la detención

Al finalizar la jornada, fuera del Palacio de Justicia, predominaba la tristeza. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, informó que el cuerpo exhumado el 9 de marzo en Mar del Plata, que figuraba como NN, pertenecía a Liliana Pereyra. La víctima había sido trasladada a la ESMA, donde dio a luz a un varón en 1978, y luego había sido asesinada por un disparo de Itaka.