Por Melina Neuwirth
En la jornada de hoy, se sumaron nuevos testimonios que esclarecen lo sucedido en la Masacre de Fátima. El primer testigo del día, César Peña, ex comisario del partido de Pilar, declaró que el 20 de agosto de 1976 tomó conocimiento de la aparición de 30 cadáveres dinamitados en un predio despoblado: “Los cadáveres presentaban disparos de armas de fuego en la cabeza”. Agregó que las víctimas tenían las manos sueltas y no podía afirmar si hubo alguna explosión. Contó además, que se encargó de tomar 30 juegos dactiloscópicos que envió a un juzgado y a la Jefatura de Policía. “Al día siguiente, los hice enterrar en el cementerio de Derqui. No recibí directivas de nadie, prácticamente quedé solo en el trabajo”.
Tras un cuarto intermedio, fue el turno de Diana Akselman de Comas, cuyo esposo, Alberto Comas, y su hermana, Mabel Akselman, habrían sido víctimas de la Masacre. “(Mi esposo) fue secuestrado en un operativo el primero de agosto de 1976. Un mes antes desapareció mi hermana, Leticia Mabel Akselman”. Según declaró la testigo, en 1983 el juzgado de Mercedes le informó que el cadáver de su esposo había sido hallado en el cementerio de Derqui. Respecto de su hermana, dijo que el Juzgado Federal de San Martín le informó que había muerto en un triple homicidio en la localidad bonaerense de Berisso.
Por su parte, Lucas Orfano presentó un extenso testimonio en el que narró su secuestro, el de su esposa y la desaparición de sus dos hijos. “Me secuestraron el 30 de junio de 1976 cuando me dirigía con unos (ex) compañeros de colegio a un cine del centro, en la esquina de Corrientes y Libertad”.
Lucas Orfano, en el momento en que prestaba declaración sobre su secuestro y sus dos hijos.
Además, afirmó que, pese a que en el momento de su detención estaba con la cabeza cubierta, pudo saber que en el lugar había un gran número de prisioneros y hasta escuchó cómo torturaban con picana eléctrica a su hijo mayor.
“Allí se producían torturas, violaciones y todo lo que se pueda imaginar”, expresó ante los fiscales Orfano, quien fue liberado diez días después de su detención y a la hora de hablar de su hijo menor, manifestó que se lo llevaron en un coche amarillo, y cuando llegó a la comisaría, el coche estaba pero su hijo no.