Por M. Caronte, G. Gambini, N. Perez, G. Zerboni, J. Bianchi y I. Licciardone

La cuadragésima séptima audiencia del Juicio a las Juntas Militares tuvo como eje central la confirmación de los secuestros de una gran cantidad de extranjeros. El testimonio que se destacó fue el de Estrella Iglesias Espasandín, una extranjera secuestrada el 11 de agosto de 1978, que aportó información sobre algunos de los 700 secuestrados que provenían de España, al igual que ella, o eran descendientes de españoles. Además, en una audiencia que contó con las declaraciones de nueve testigos estrechamente relacionados al campo clandestino de detención El Vesubio, Iglesias dio a conocer detalles sobre un grupo de personas secuestradas en el campo de detención, conocido como el sector “Q”.

“Mientras estuve detenida, desde el Consulado español me avisaron que el Rey de España, Juan Carlos I, vendría a Argentina a revisar la situación de una lista de desaparecidos en el país donde yo figuraba tercera”, dijo Espasandín. Según informes diplomáticos, el entonces presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, conocía cada una de las denuncias presentadas en su embajada en Buenos Aires.

Espasandín pasó la mayor parte de su detención en El Vesubio, donde “no había nadie que no fuera torturado, era sistemático, dabas tu nombre y directo a la tortura”. La mujer también contó que debió entrar en contacto con el cónsul español para presentar un Habeas Corpus ante la Justicia argentina. En aquel momento, el cónsul español le notificó acerca de la voluntad del Rey de actuar a favor de los desaparecidos españoles en la Argentina. “Me dijeron que el Rey esperaba que tengamos éxito y que yo saliera en libertad pronto. Igualmente no terminó participando de manera directa en mi liberación.”

Estrella Iglesias Espasandín declara ante la Cámara Federal. (Foto. Memoria Abierta) 

Acerca del funcionamiento de El Vesubio, Espasandín dijo que había un sector denominado “Q” en el que estaban los secuestrados que se habían quebrado durante la tortura y había aportado información sobre sus respectivos movimientos políticos. “Era un grupo de siete detenidos desparecidos, que habían pasado a tener una relación de colaboración con los servicios que ahí operaban”.

La declaración de Espasandín fue avalada por Rubén Darío Martínez, quien dijo haberla reconocido en El Vesubio. “Ella (Espasandín) estaba en la casa 3 de El Vesubio, donde hacía trabajos de limpieza, y un día me llamaron para reparar el lavarropas del lugar”, dijo Martínez, ex integrante del Partido Comunista. A su vez, relató cómo ocho personas rompieron la puerta de su casa en La Boca y revisaron exhaustivamente el luga, antes de golpearlo y trasladarlo a El Vesubio.

Así como Espasandín necesitó la ayuda del cónsul de España, hubo otra testigo que dijo haber solicitado ayuda internacional. María Angélica Pérez de Mickflik, secuestrada junto con su esposo el 10 de agosto de 1978, relató que desde la cárcel de Villa Devoto le envió en mayo de 1979 una carta escrita en polaco a Juan Pablo II. El Papa, según Pérez de Mickflik, respondió diciéndole que se interesaría por la causa ante el gobierno argentino.