Por F. Gentilini, N. Imperiale, S. Kufert y F. Araujo
En la sesión de hoy del Juicio a las Juntas Militares, presidida por el juez León Arslanian, declararon familiares y allegados a los jóvenes del Movimiento Villero Peronista, que realizaba actividades sociales y religiosas en asentamientos del Bajo Flores. Horacio Pérez Weiss, César Lugones, Marta Mónica Quinteiro, Mónica Mignone, María Marta Vázquez Ocampo y Beatriz Carbonell fueron todos secuestrados entre el 14 y el 15 de mayo de 1976. También estuvo presente el sacerdote Orlando Yorio, que era sacerdote en ese barrio y fue secuestrado el 23 de mayo del mismo año junto a otro cura, Francisco Jalics.
El hermano de Horacio Pérez Weiss, Héctor, relató los hechos que se sucedieron previos al secuestro de su hermano. Sus declaraciones fueron las de un hombre que formó parte de la cocina de los años de plomo, que observó su mecánica siniestra y que fue forzado a colaborar.
En la madrugada del 14 de mayo de 1976, un grupo de personas que se identificó como perteneciente al Ejército entró en la casa donde vivía con su madre y comenzó a revisar el lugar, preguntando por Horacio. Héctor les dijo que hacía unos meses que su hermano se había mudado junto a su mujer Beatriz Carbonell. Lo subieron a un Falcon y le ordenaron que los condujera adónde vivían Horacio y su cuñada. Desde el baúl del auto creyó oír la voz de Beatriz. Por un resquicio del baúl identificó la avenida Rivadavia. Lo bajaron, lo dejaron de cara a un árbol y se fueron. Nunca más vio a su hermano ni a Carbonell.
También declaró, por el mismo caso, Hernán Fagnieli Fuentes, cuñado de Horacio Pérez Weiss, y analista de sistemas de la jefatura de Inteligencia del Ejército. Relató su conversación con la madre de Horacio, pasada la madrugada del 14 de mayo, en la que Aída Weiss le contó cómo se habían llevado a su hijo por la fuerza. También contó que intentó infructuosamente averiguar con sus jefes qué había pasado con sus cuñados.
“Confunden la pobreza de espíritu con la material”
El sacerdote Orlando Yorio es un sobreviviente. Fue liberado en un descampado cinco meses después de su secuestro. En su declaración, contó que uno de sus interrogadores en la ESMA le dijo: “Ustedes confunden la pobreza de espíritu con la pobreza material. Por eso van a la villa. Sabemos que no sos violento, pero te fuiste a vivir con los pobres y los unís. Y unir a los pobres es subversivo”.
Orlando Yorio declaró por la causa Lorusso
Padre militar, hija desaparecida
Oscar Quinteiro, padre de la desaparecida Marta Mónica Quinteiro, era capitán de navío cuando su hija de 34 años fue secuestrada por la Armada. Durante su declaración, relató detalles de las seis entrevistas qe mantuvo con el almirante Emilio Massera mientras buscaba a su hija. Quinteiro -que se refirió a Massera como “mi comandante”- aseguró que el jefe de Marina estaba muy disgustado a raíz de que él quería dar a conocer las listas de los detenidos, pero Videla y Agosti se lo impedían.
Quinteiro concluyó que su hija estuvo secuestrada en la ESMA y que Massera estaba perfectamente al tanto de todas las operaciones que se llevaban a cabo a través de los grupos de tareas, muchos de los cuales pertenecían a la fuerza que estaba a su cargo.
Luego fue el turno del diplomático José María Vázquez, padre de María Marta Vázquez Ocampo, otra joven del grupo de militantes de la villa del Bajo Flores. Entre sollozos, el testigo contó que su hija estaba embarazada en el momento de su secuestro. El marido de la joven, César Amadeo Lugones, que se encontraba en México, se comunicó con un coronel agregado en la embajada, que le informó que el secuestro había sido perpetrado por la Marina. En la actualidad, María Marta, su hijo y su marido permanecen desaparecidos.