Por M. Pettinelli, R. Alderete y G. Spada
En la audiencia de hoy del Juicio a las Juntas, la fiscalía buscó comprobar, mediante los testimonios de Delia García Rueda de Hidalgo Solá, Miriam Lewin y Graciela Beatriz Daleo, las intenciones del almirante Emilio Eduardo Massera de llegar a ocupar la presidencia y cómo a través de su propio plan político empezó a crear fracturas dentro de la Junta.
La primera testigo de la jornada fue Delia García, viuda de Héctor Hidalgo Solá, dirigente radical nombrado por Jorge Rafael Videla como embajador en Venezuela en 1976. En una de sus visitas a la Argentina, durante julio de 1977, Hidalgo Solá dio una entrevista a la revista Somos que se tituló: “Voy a hacer lo posible para ser presidente”. Días después, el 18 de julio de 1977, fue secuestrado. “Mi marido fue secuestrado frente al Museo de Bellas Artes, en la Avenida del Libertador y su intersección con Pueyrredón, a las 9 de la mañana, y esa misma tarde nos enteramos del secuestro”, recordó García Rueda entre sollozos.
Ante la desaparición de su marido, Delia mantuvo un encuentro con Videla, Massera y varios otros dirigentes, quienes negaron conocer su paradero. Sin embargo, la testigo contó que la esposa de Videla le manifestó preocupación sobre las intenciones que tenía Massera, porque se consideraba que había una oposición de intereses.
“El secuestro de Hidalgo Solá significó decir ‘no’ a esa salida democrática en un corto plazo, ya que los autores intelectuales del hecho no querían que hubiera democracia futura”, dijo Delia García Rueda.
Delia García Rueda de Hidalgo Solá durante el juicio. (Foto: Memoria Abierta)
Sobrevivientes de la ESMA
Miriam Lewin, periodista y ex militante de la Juventud Peronista y Montoneros, en un testimonio de más de tres horas de duración, declaró que fue secuestrada el 17 de mayo de 1977 y que pasó por tres centros de detención: una comisaría de la Policía Federal, luego una casona en la calle Virrey Ceballos al 600, hasta que finalmente fue trasladada a la ESMA, en 1978.
También relató que durante su cautiverio fue obligada a trabajar para la Armada, que en enero de 1979 le otorgó salidas transitorias bajo vigilancia. En un departamento ubicado en la calle Cerrito al 1100, que funcionaba como una suerte de redacción conocida como “la pecera”, llevaba a cabo, junto a otros periodistas, tareas relacionadas con la prensa de Emilio Eduardo Massera. Estaba encargada de redactar gacetillas que luego repartía en diferentes agencias noticiosas. “Lo que existía allí no era un centro de recuperación, como ellos lo llamaban, sino que se trataba de un grupo de apoyo al plan político de Massera, con mano de obra esclava”, afirmó Lewin sobre las actividades que le eran encomendadas a los prisioneros para mejorar la proyección política del militar, quien por ese entonces ya se había retirado como Comandante en jefe de la Armada. Y continuó: “Massera quería involucrarse con la socialdemocracia europea. Él tenía la intención de ser otro Perón”.
Antes de su libertad definitiva trabajó en el Ministerio de Bienestar Social hasta que finalmente en abril de 1981 pudo salir del país, con documentación falsa, rumbo a Nueva York.
La periodista Miriam Lewin en su declaración ante la Cámara Penal Federal. (Foto: Memoria Abierta)
“Por un lado éramos objeto de un experimento que había ideado el capitán Acosta para ‘recuperar’ prisioneros y por otro nos utilizaban para contribuir al plan político que tenía el almirante Massera”, testificó por su parte Graciela Beatriz Daleo, ex militante de la Juventud Peronista y ex empleada de la bodega Calise de Mendoza, quien dio a conocer que fue secuestrada y llevada a la ESMA el 18 de octubre de 1977. Daleo también fue obligada a realizar escritos para el ejército durante su secuestro. Afirmó que estuvo secuestrada junto con la periodista Lewin y que ésta hacía trabajos en el sótano y en la “pecera”. Además se le preguntó sobre el embajador Hidalgo Solá y contó que se creía que había estado en la ESMA.
En febrero de 1979 Daleo salió del país, con documentación falsa otorgada por la Marina, y obtuvo libertad vigilada en Bolivia durante dos meses. Al regresar a la Argentina, el grupo de tareas le dio un pasaje aéreo con destino a Venezuela. Daleo viajó el 20 de abril de 1979 y recuperó su libertad.
Otros testimonios
Durante esta jornada del juicio también declararon Juan Carlos López y Juan Tiburcio Cabrera Méndez que expusieron sobre la detención y desaparición de la joven sueco-argentina Dagmar Hagelin. También lo hizo César Olleros, padre de la joven desaparecida Inés Olleros, quien prestó declaración junto al testigo José Luis Giorno, secuestrado y sobreviviente. A esa desaparición de inmediato se refirieron también los testigos Héctor José Leiría y Luis Feijoo quienes dieron detalles de ese secuestro en manos de un grupo de tareas de la ESMA. Además participaron Fernando Héctor Hidalgo, Alfonso Fernández y Andrés Castillo, Hugo Alfredo Sábalo y Pablo Ramón Benítez.
Más amenazas a Strassera
El fiscal Julio César Strassera recibió nuevas amenazas contra su vida y la de su familia, a través de una carta intimidatoria que llegó esta semana a la fiscalía. En el texto se recomienda al fiscal que se cuide porque “viajó un especialista de Córdoba, junto a dos cómplices, para atentar contra su vida”. Según fuentes judiciales, se pudo saber que la amenaza estaba escrita en un papel con membrete del Ejército y firmada por un supuesto suboficial de esa fuerza.