Por P. Beleira, A. Bordo, y T. Cavero

En la audiencia de hoy del Juicio a las Juntas Militares, los principales testimonios fueron los de Adriana Creatore, hermana de Laura Creatore, secuestrada el 28 de marzo de 1976 y aún desaparecida, y el del periodista Carlos Muñoz, privado de su libertad en dos ocasiones.

La psicóloga Adriana Creatore fue la primera en ofrecer testimonio sobre el secuestro de su hermana de 22 años, Laura Creatore, el 28 de marzo de 1976 por las Fuerzas Armadas junto a otros compañeros de la facultad de Ciencias Económicas de la UBA, Alicia Amelia Arriaga, Carlos Spadavecchia y Carlos Capitman, integrantes de la agrupación política Franja Morada.

Durante su desaparición se presentaron dos recursos de Habeas Corpus a favor de Creatore. La respuesta que recibió fue “Laura está detenida a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por el decreto número 39 del 6 de abril de 1976, indicó la testigo.

Meses más tarde, la familia recibió el decreto de libertad de su hermana con fecha 9 de septiembre de 1976. “Nos responden que fue liberada de la comisaría de Ciudadela esa misma noche”, informó Creatore.

En 1979, el gobierno argentino había asegurado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que Creatore había tomado el vuelo 310 de la empresa Austral al Aeropuerto de Carrasco en Uruguay, el 10 de septiembre de 1976. Pero la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) aseguró que las oficinas de Migraciones no tenían registrada la entrada de la joven al país.

Según testimonios de sus compañeros sobrevivientes, Arriaga y Spadavecchia, fueron llevados al Batallón de Inteligencia 601 en la calle Viamonte, y luego a una casa desolada donde fueron brutalmente torturados con picana eléctrica y obligados a confesar que pertenecían a grupos subversivos. Laura Creatore y Carlos Capitman nunca más fueron vistos con vida.

Otro de los testimonios destacados de ayer fue el del periodista Carlos Muñoz, sobreviviente de la ESMA, quien declaró por más de tres horas.

Muñoz fue secuestrado en dos oportunidades: entre el 3 y el 15 de junio de 1976, y del 21 de noviembre de 1978 al 1° de febrero de 1980.

Según declaró, Muñoz fue detenido por primera vez luego de participar de una reunión vecinal. En esa ocasión había sido trasladado a la Superintendencia de Seguridad Federal donde lo golpearon salvajemente.

Carlos Muñoz (Foto: Memoria Abierta)

La primera liberación fue el 15 de junio de 1976. “Yo no sabía dónde estaba, me hicieron bajar de la camioneta y arrodillarme, pensé que me fusilaban pero me dijeron que empezara a contar y luego sentí el motor que se alejaba”, dijo Muñoz.

Dos años pasaron y el 21 de noviembre de 1978 Muñoz volvió a ser secuestrado, esta vez junto a su mujer, Ana María Melerra. La Policía Federal irrumpió en su casa y se los llevaron en un auto a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).

Los días pasaban y los detenidos que acompañaban a Muñoz iban desapareciendo. “Se llevaban a la gente de a cuatro al sótano, allí el médico les aplicaba una inyección de pentonaval (pentotal) y luego arrojaban los cuerpos al mar”.

Durante su secuestro y después de que su esposa fuera liberada el 13 de febrero de 1979, Muñoz fue obligado a trabajar dentro de la ESMA, en tareas similares a las desempeñadas por el testigo de ayer, Víctor Basterra. “Trabajé en el laboratorio y un detenido me enseñó a falsificar documentos. Luego manejé la parte de inteligencia, revelando las microfilmaciones”, informó Muñoz.

Cada nuevo detenido que ingresaba a la ESMA tenía su carpeta con el número de caso, esas eran las microfilmaciones. Cada archivo contenía antecedentes, lugar de secuestro, a qué agrupación política pertenecía, quiénes habían participado de su secuestro y finamente su sentencia. Muñoz indicó: “La sentencia se sintetizaba en una T o en una L. La T representaba el ‘traslado’ (la muerte) y la L, la libertad. Tuve acceso a los cuatro cassettes de microfilm que contenían 5000 casos. Había muy pocas L. Ahí pude ver la dimensión de la matanza”. 

Desde un primer momento, Muñoz discutió sobre su posible liberación con el capitán Luis D’Imperio. “El 1° de febrero de 1980 me sacan sin que nadie se entere, pero luego fueron a buscarme a mi casa, me llevaron de vuelta a la ESMA, me aconsejaron cómo debía comportarme y me liberaron”, finalizó Muñoz.

Otros testimonios

Luego del testimonio de Adriana Creatore, participó de la audiencia Manuel Pereyra, encargado del edificio donde fueron secuestrados Creatore, Capitman, Arriaga y Spadavecchia en 1976. También testificó Francisco Capitman, padre de Carlos Capitman quien aseguró que su hijo respondía a todo que sí porque no aguantaba el dolor de las torturas.

Por último, declararon Jorge A. Pérez, vecino de Muñoz y Juan J. Avellaneda, encargado del edificio donde vivía el periodista con su esposa y su hijo.

“Aparecieron cuatro personas de civil que llevaban credenciales de la Policía Federal y me dijeron “Usted no dice nada, se encierra en su departamento y se queda ahí”, informó Avellaneda.