Por Paula Grandis @paulagrandis

El almirante retirado Emilio Eduardo Massera fue señalado como un posible responsable del secuestro y el asesinato de la diplomática Elena Holmberg tras la revisión del caso en la audiencia de esta tarde. Los testimonios de dos de los hermanos de la diplomática también involucraron al vicealmirante retirado de la Armada Rubén Jacinto Chamorro, director de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante los primeros años de la dictadura instaurada luego del golpe de Estado de 1976. Entre los testigos, se destacó la declaración del ex embajador en Francia Tomás Joaquín de Anchorena.

Emilio Eduardo Massera, comprometido por el caso Holmberg.

La jornada de hoy se inició con la declaración de varios testigos oculares que confirmaron que Elena Holmberg fue secuestrada el 20 de diciembre de 1978 en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. Según los testigos, un auto modelo Chevy encerró a Holmberg cuando estaba por entrar al garaje de su edificio en la calle Uruguay 1055. En ese momento, los testigos coincidieron en que dos hombres descendieron del Chevy y “arrancaron violentamente” a la diplomática de su auto, un Fiat 128, para subirla “a los empujones” al Chevy e, inmediatamente, escapar por Uruguay hacia el sur.

Aquella noche de diciembre Holmberg debía cenar con periodistas de la revista francesa Paris Match, pero nunca llegó a la cita. Inmediatamente su familia inició gestiones para averiguar su paradero, convencidos de que había sido víctima de “algún grupo extremista de izquierda”. Semanas más tarde, el 11 de enero de 1979, les informaron que su cadáver había aparecido en las aguas del río Luján apenas tres días después de su secuestro.

Sus hermanos Eugenio y Enrique –militar retirado-, fueron los primeros familiares en enterarse de la desaparición de la diplomática, que había regresado recientemente a Buenos Aires después de trabajar en el Centro Piloto en la embajada argentina en París. Apenas enterados del hecho, intentaron entrevistarse con el canciller Carlos Washington Pastor en el Palacio San Martín, pero Pastor nunca los recibió. En su lugar, los Holmberg debieron entrevistarse con el coronel Repetto Peláez, jefe de personal de la Cancillería y, en ese entonces, el enlace con el Ejército. De acuerdo con el testimonio de los Holmberg, Peláez rápidamente expresó: “Estamos ante un nuevo caso Hidalgo Solá”.

El coronel Enrique Holmberg, hermano de la víctima, declara ante la Cámara Penal Federal.

Luego se entrevistaron con el jefe de la Policía Federal, el general Edmundo Ojeda, quien les manifestó “casi con fastidio”:“Hoy en día no hay ninguna banda subversiva con capacidad de cometer un acto de este tipo… Pueden tirar una bomba, pueden asesinar con una ametralladora a la pasada a una persona, pero jamás pueden raptar a otra… Esto es obra de un servicio de inteligencia, esto es obra de este ‘taimado’ de Chamorro”. Asimismo, de acuerdo con los testimonios de ambos hermanos, Ojeda les dijo riendo: “¿Ustedes creen que la guerra es con Chile? No se equivoquen, la guerra está acá, la guerra es con éstos, con Chamorro y la ESMA”.

Sin embargo, Ojeda no había sido el único que acusaba a la Marina. En las horas inmediatas después del secuestro, Enrique Holmberg había mantenido una conversación con el entonces ministro del Interior, el general Albano Harguindeguy, quien no dudó en atribuirle el secuestro al almirante más ambicioso. “Esto es cosa del “Negro” hijo de puta de Massera”, aseguró e hermano de la víctima que le había dcho Harguindeguy.

Los testigos de la jornada relataron cómo, tras su vuelta de París, Elena estaba cambiada. Alguna vez de “carácter terriblemente agresivo” y siempre “firme en sus convicciones”, Holmberg se mostraba sumisa, temerosa, en particular, ante sus superiores en la Cancillería. Tres meses antes de ser asesinada, le había revelado a uno de sus hermanos que había tenido inconvenientes con personal de la Armada que trabajaba con ella en el Centro Piloto de París. Fricciones por las que sería trasladada a Buenos Aires a mediados de 1978. Según había observado la diplomática, el tipo de vida, “un poco rumboso”, que llevaban algunos miembros del personal no condecía con lo que se suponía eran sus renumeraciones. Y, había mencionado que ciertas reuniones del almirante Massera con personajes del gobierno peronista anterior e, inclusive, con guerrilleros habían llamado su atención.

¿Quién era Elena Holmberg?

La diplomática argentina, Elena Angélica Dolores Holmberg Lanusse, había nacido en el seno de una familia aristocrática tradicional argentina. Prima hermana del ex presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse y diplomática de carrera, era una acérrima antiperonista allegada al general Jorge Rafael Videla, que creía firmemente en los objetivos del llamado “Proceso de Reorganización Nacional”.

En 1972, cuatro años antes del golpe de Estado, Holmberg había arribado a la Embajada de Argentina en Francia. Una vez producido el golpe de estado de 1976, la diplomática, en su labor de secretaria de Cancillería en el Centro Piloto de París, comenzó a trabajar en el área de prensa para contrarrestar la llamada “campaña anti-argentina”. Desde el Centro Piloto, buscaban refutar las denuncias de organizaciones y gobiernos extranjeros contra las violaciones a los derechos humanos que ocurrían en Argentina.

La diplomática Elena Holmberg en su despacho

Uno de los testigos, el ex embajador Tomás Joaquín de Anchorena, recordó en la audiencia de hoy que él había propuesto la creación del Centro y lamentó que luego, tal organismo, se convirtiese en un medio utilizado sólo para promocionar políticamente a Massera.

Holmberg habría sido removida de su cargo a pedido de Massera tras ciertos inconvenientes entre ella y personal de la Marina a cargo de la Cancillería, por lo que, a mediados de 1978, fue trasladada a Argentina. Meses después, sería secuestrada y asesinada a la edad de 47 años. Su caso causó una gran conmoción en la sociedad y un fuerte impacto en los medios. La pregunta aún se mantiene abierta: ¿qué sabía Elena Holmberg que le causó la muerte?