Por Magalí Schefer y Olivia González Dama

“Basta Bolsonaro”. La embajada de Brasil se hizo eco de esta demanda que ha unido a países, ciudadanos de todas las edades, ONG, activistas, organizaciones socioambientales y pueblos originarios mediante movilizaciones protagonizadas por banderas, carteles y canciones que exigían un alto a los incendios iniciados en el Amazonas hace más de 19 días.

Debido a la falta de cobertura tanto de los medios mundiales como locales durante los primeros días de lo que se volvería una de las más grandes catástrofes ambientales, miles de personas manifestaron su preocupación en las redes sociales a través del hashtag #ActForAmazonia cuyo fin es informar y debatir las medidas necesarias para que cada uno pueda aportar su granito de arena para detener el fuego que amenaza con destruir el pulmón del planeta. Y tras esta llamativa solidaridad el colectivo de Passarinho –militantes brasileños de izquierda en defensa de la democracia e integridad latinoamericana– convocó a una movilización donde personas de todo el mundo (España, Ecuador, Perú, Alemania, Francia, Italia, Uruguay, Guatemala, Colombia, Bolivia, Guayana Francesa, Venezuela y Surinam) le hicieron frente a la embajada de Brasil el viernes 23 de agosto.

Uniéndose al reclamo, en Argentina –frente a la sede diplomática de Cerrito al 1300, en la ciudad de Buenos Aires– alrededor de las 15.30 comenzaron los preparativos antidisturbios para proteger a la embajada, que desde entonces había perdido su fachada de serenidad. La calma de aquellas calles se vio interrumpida por cortes de calles en busca de un lugar de reunión seguro para los manifestantes, vallas metálicas que cubrían la entrada al edificio custodiadas por cinco oficiales, una tienda de organización para los que quisieran participar e informarse, y los medios de comunicación locales.

A las 16, tanto la calle como la plaza frente a la embajada –en poco tiempo– se encontraron colmadas de manifestantes de diferentes edades y nacionalidades, con pancartas originales y llamativas en contra de Bolsonaro o dibujos coloridos en cartones con referencia a nuestro planeta, los animales que viven en el Amazonas y la madre tierra o, como la denominan los pueblos originarios, Pachamama.

Referentes de las organizaciones y líderes de los pueblos originarios comenzaron a exponer sus posturas a través de un micrófono libre. Algunos pedían de forma eufórica la renuncia del presidente de Brasil y de las embajadas ubicadas en todo el mundo; otros reclamaban por medidas urgentes como también contaban la situación decadente en la que están viviendo con la ausencia del gobierno, que no toma medida alguna. Una de las voceras más comprometidas, que en toda la jornada no dejó de alzar su voz en representación de las 305 tribus originarias del Brasil, fue Amalia Vargas, docente e investigadora de la cultura indígena. “La última que nos va a abrazar es la tierra, el capitalismo te esclaviza”, agregó.

“Fuera el capitalismo”, resonó constantemente en boca de todos durante la movilización. Siguiendo esa línea, al igual que Vargas, Jessica Gentile –candidata a legisladora por el FIT-UNIDAD e integrante del modelo anticapitalista y (eco) socialista– coincide en que la causa de los incendios es el “sistema capitalista”, en manos de Bolsonaro y sus políticas ambiciosas. La candidata califica la falta de acción ante este desastre ambiental como un “crimen” ya que los incendios “pueden ser evitados”.

Bruno Rodríguez –representante de Jóvenes por el Clima– indicó que “el acceso a la información pública y el involucramiento en la política” son necesarios para comprometerse y generar conciencia sobre la situación estremecedora que vive el planeta, pero remarcó que debe ser “una acción del día a día” para exigirles a los servidores públicos la construcción de políticas públicas “para contrarrestar los efectos de la crisis climática y ecológica”.

Finalmente, mientras los pueblos originarios en dos rondas –una dentro de la otra– bailaban con los demás manifestantes al ritmo de la flauta de pan y los tambores decorados con tejidos de distintos colores, algunos jóvenes seguían exponiendo y repitiendo frases para que los demás divulgaran, otros trazaban distintos mensajes en el suelo, y destacándose entre ellos, un grupo de personas acostadas sobre pintura roja que simulaba sangre hizo una ronda que rodeaba la frase: “Bolsonaro asesino”. Así, con un clima de preocupación, pero a la vez de fraternidad debido a la causa compartida, terminó la jornada de movilización por el Amazonas.