Por Facundo Belluschi

En las reuniones y actividades de su gira europea, el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva se ocupó especialmente del acuerdo pendiente entre el Mercosur y la Unión Europea (UE). En Roma, se reunió con el presidente italiano Sergio Matarella, la primera ministra Giorgia Meloni y con el Papa Francisco. Luego viajó a París, donde mantuvo reuniones bilaterales con los presidentes Emmanuel Macron, de Francia, y Miguel Díaz-Canel, de Cuba. También se encontró con Dilma Rousseff, ex presidenta de Brasil y actual responsable del Banco de Desarrollo del BRICS, el bloque económico integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Además, Lula tenía prevista una cena con el príncipe heredero de Arabia Saudita, pero el encuentro fue cancelado por Da Silva, se presume que por temor a una posible repercusión negativa. 

“Los acuerdos comerciales deben ser más justos. Me muero por hacer un tratado con la Unión Europea, pero no es posible, declaró Lula en la Cumbre por un Nuevo Pacto Financiero Global que se celebró en París. La negativa del presidente brasileño se debe a que los europeos exigen que los países del Mercosur cumplan con varios puntos del Pacto Verde, un tratado impulsado por la UE que busca reducir la emisión de gases de efecto invernadero, y estas condiciones colisionan con los intereses del bloque sudamericano.

En concreto, la Unión Europea plantea incorporar una serie de sanciones en caso de que no se cumplan determinadas metas ambientales, algo que Lula repudió. “No es posible que tengamos una asociación estratégica y haya una carta adicional que suponga una amenaza para un socio estratégico”, declaró. El avance del tratado es parte fundamental de la agenda del mandatario brasileño, quien hace poco más de una semana recibió a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, a quien ya le había rechazado las condiciones que buscan imponer desde el organismo europeo. 

Además, las potencias europeas insisten en que los países del Mercosur renuncien a sus compras gubernamentales. Pablo Giuliano, corresponsal de Télam en Brasil, explicó que “esto haría que los europeos puedan participar en todas las grandes compras del Estado en sus tres niveles, algo que sobre todo Argentina y Brasil rechazan”. Aunque actualmente el acuerdo se encuentra estancado, ambos organismos tienen interés en que se concrete ya que, según detalló Giuliano, la Unión Europea busca reducir su dependencia de Rusia y Estados Unidos.

Edición: Camila Mitre