Por Betina Kuhn @Kuhnbetina

Desde que se conoció la victoria de Jair Bolsonaro en las últimas elecciones presidenciales en Brasil, los analistas intentan explicar cómo el Partido Social Liberal (PSL) logró imponer su candidato con más del 55% de los votos, y por qué el Partido de los Trabajadores (PT) perdió las elecciones después de varios años de años en el gobierno.

“Lo que emergió es el voto bronca, antiestablishment. Además, los principales errores del gobierno anterior fueron la corrupción, la incapacidad de reducir la criminalidad y el desmanejo económico de los últimos años de Dilma, afirma Andrés Malamud, doctor en Ciencias Sociales y Políticas e investigador de la Universidad de Lisboa.

“Estamos ante algo mucho más complicado que es la reorganización de un bloque de poder que tiene en el centro al poder militar, agrario, a los medios de comunicación y al partido evangelista. Más allá del hartazgo por la corrupción, esa es la configuración que hay que observar para entender los votos de Bolsonaro y es la que se hace fuerte en el medio de la debilidad de un sistema de partidos políticos como existe en casi toda la región”, explica, por su parte, el investigador, escritor y filósofo Diego Sztulwark.

Sztulwark sostiene que en Brasil la corrupción es estructural y que el PT no logró escapar a esa situación. De igual manera, cree que los medios de comunicación monopólicos ya tienen decidido que el debate por la corrupción solamente sirve para hacer caer los gobiernos. Su postura se basa en entender el fracaso del PT. “En 2013 comenzó una oposición callejera a Dilma Rousseff y que el PT la leyó como una oposición reaccionaria de derecha antipetista. Pero en la práctica está compuesta de una manera mucho más plural y compleja que es el Movimiento Pase Libre (MPL), y un montón de gente joven que se vio perjudicada por las políticas del PT y demás. Es así como el anterior gobierno reprimió a ese movimiento social y se cerró sobre sus viejos logros”, agrega el pensador.

“Mientras la izquierda no acepte que sus errores alejaron al votante y se adecue a los nuevos tiempos sociales, no podrá volver al poder”, expresa, en cambio, el politólogo Luis Monti.

Tanto Monti como Sztulwark coinciden en señalar factores como: la falta de astucia para gobernar el país por parte del PT; la estrategia de los grupos que ayudaron a la destrucción de la centroizquierda y a la asunción de la derecha; la crisis de la democracia como sistema político y la falta de organización de una fuerte lucha social. Para ambos analistas, esos son los principales motivos por los que Bolsonaro llegó al poder.

Sztulwark traza un paralelismo con Argentina y sostiene que Bolsonaro y Mauricio Macri son dos maneras distintas de hacer lo mismo, con la diferencia de que el segundo es más liberal debido a no tener un discurso racista, y el otro es militarista.

“Al gobierno argentino Bolsonaro le resulta útil porque lo deja a la izquierda del espectro político, atenuando su imagen de ajustador”, afirma Malamud, mientras que Sztulwark afirma que el macrismo en Argentina es un tipo de ajuste del país a las exigencias del mercado global y apuntó a que el gobierno de Macri ganó en democracia pero se sentó a negociar con el FMI de manera directa.

Para concluir, Sztulwark apunta que si las políticas económicas, sociales e ideológicas de Bolsonaro resultan exitosas, terminarán influyendo en Argentina. “Es probable que Macri se entusiasme en las próximas elecciones con un discurso más fascista”, concluye el filósofo, quien teme que se pueda destruir la democracia en América Latina y enfatiza: “Brasil tiene un peso espectacular y una fuerza militar en el continente. Aun así, la única expectativa es que el movimiento social brasileño, el de mujeres, de cristianos de base, de trabajadores, de los sin tierra y sin techo, abandone el hábito conciliador que tuvo con el PT estos años, que renueve su agresividad, que entienda que le están declarando la guerra, para que en breve tengamos de vuelta una movida democrática de lucha social”.