Por E. Álvarez y J. M. Boarini

Desde que mi viejo me armó una motito propia no paré”, cuenta Micaela Bazán, la primera corredora de motos Speedway en la Argentina. Viene de familia vinculada a los “fierros” y sus inicios en realidad no fueron sobre dos ruedas sino sobre cuatro: en un karting.

Sucede que en el mismo Club Guglieri de Daireaux, donde corrían kartings, también competían motos. Fue así como a Micaela se animó a subir por primera vez a una moto cuando tenía sólo seis años. El padre, ex corredor de Speedway, la vio tan entusiasmada que decidió armarle una moto con algunas piezas que tenía en su taller mecánico.

Siempre me trataron impecable y nunca tuve problemas con nadie. Por ahí de chica, cuando les ganaba a los otros chicos, había alguna cargada del estilo ‘te ganó una chica’, pero nada grave”, comenta. Si bien es algo peculiar en los demás deportes, en las speedway es común que la competencia sea mixta. “Ya en la década del 80, cuando corría mi viejo, había una alemana que competía y, según tengo entendido, nunca la hicieron sentir diferente”, afirma.

Micaela Bazán (moto rosa) en una carrera en Bahía Blanca en 2008.

La corredora explica que en su gira por Europa surgió la idea de hacer una categoría femenina porque había varias chicas compitiendo, la mayoría del Viejo Continente, y también una estadounidense, una australiana y ella. “El problema es que esa decisión la tiene que tomar la Federación Internacional de Speedway, y por lo visto no lo vieron conveniente”.

La principal diferencia entre la competencia europea y la argentina es que allá se corre de manera profesional. Por ejemplo, en Inglaterra hay tres ligas compuestas por clubes que contratan a los pilotos. No es que cada uno corre individualmente, sino que corren por equipos. Acá falta más organización y tener la continuidad que tienen ellos, porque en los últimos cuatro o cinco años viene siendo bastante irregular. En el verano se puede correr una carrera por semana, pero en la etapa invernal corrés una vez al mes o incluso menos, como pasó en los últimos años. En Europa, en cambio, corren entre cuarenta y cincuenta carreras por temporada”, dice la piloto.

Hoy Micaela se está recuperando de una grave lesión en la cabeza que sufrió hace unos meses en una carrera en La Pampa, que la dejó inconsciente durante doce horas. “Por suerte no pasó a mayores y, a pesar de haber roto el casco, sólo me esguincé la rodilla. Ahora estoy enfocada en volver”, cuenta.

Por otro lado, comenta que no se le han acercado mujeres para consultarla sobre la posibilidad de iniciarse en las carreras de Speedway, pero considera que su caso fue particular porque venía de una familia vinculada a este deporte. “Si no te pasa como a mí, es muy complicado que se dé ese proceso de iniciarse muy joven y tener continuidad. Cuando empezamos, en 1997, no nos perdíamos una carrera, y creo que esa constancia de viajar todo el tiempo e ir mejorando me hizo llegar hasta donde llegué: competir internacionalmente. Hoy hay una nenita en La Pampa que está corriendo pero no va a todas las carreras, y ese es el principal problema”, concluye.