Por E. Álvarez, V. Chiarantano y L. Enriquez

Desde que empezó la cuarentena desfilan memes y stickers de cuerpos gordos en las redes sociales. Estas imágenes transmiten el temor que sienten las personas a engordar en un contexto de aislamiento obligatorio que traería como consecuencia una mayor ingesta de alimentos en el hogar. Las burlas sobre la obesidad provocan que las personas con sobrepeso se sientan discriminadas: “Ya no quiero ser un chiste para la sociedad”, dijo Kelly, activista, conocida en Instagram como @lakellucha.

Esta problemática no es un menor en América Latina, donde se estima que seis de cada diez adultos son obesos. A nivel nacional, según la cuarta Encuesta de Factores de Riesgo, elaborada por el Ministerio de Salud y el INDEC y publicada en 2019, la suma de las personas con sobrepeso y obesidad abarca el 60 por ciento de la población.

Valeria Glitman, licenciada en Psicología y especialista en obesidad, sostuvo: “No creo que los contenidos de los memes sean en contra de las personas con sobrepeso, sino que considero que se trata de una ironía con respecto a lo que está sucediendo en tiempos de aislamiento. Pero si tenemos que pensarlo objetivamente, los que realizan y comparten estos stickers desconocen el estatuto de la enfermedad, y están haciendo humor con una patología, por lo que el chiste proviene desde la ignorancia”.

Romina Belli, estudiante de modelaje Plus Size, argumentó que esta problemática tiene raíces culturales ya que muchas personas le temen al cuerpo que ella tuvo toda su vida. Eso, sostuvo, tiene que ver con creencias y discursos con los que nos criamos. “Me voy a hacer cargo: yo también me crié en un lugar donde la obesidad está vista como la causa de todos los males y el valor de la persona es proporcional al número que dice la balanza”, comentó.

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Si bien hace muchos años las activistas luchan contra la discriminación, la lucha tuvo una sorpresiva difusión durante la cuarentena. “En esta pandemia en la que toda la gente se encuentra en su casa y no puede salir a ejercitarse, piensan que la situación los va a llevar a engordar y a tener, finalmente, ese cuerpo al que tanto el mundo le teme. Flaco, gordo, alto o bajo son simplemente características, ni buenas ni malas”, aseguró Belli.

Kelly contó cómo repercuten las “bromas”: “Muchas veces me han dicho que me molesta que la gente quiera hacer dieta o desee estar saludable, que no entienden por qué no lo recibo con humor. Cuando un cuerpo empieza a tomarse como un chiste, ya no es gracioso, y lo que estamos haciendo es desmantelar que a la sociedad lo único que le interesa es tener un cuerpo hegemónico. Hay mucha gente dando un mensaje equivocado. La gordofobia no debería causar gracia, es lisa y llana discriminación”.

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La virtualidad funciona como un medio que facilita la difusión del contenido discriminatorio. “En la web se fomenta la gordofobia porque nadie tiene que hacerse cargo de lo que dice. Una vez que el meme se viralizó, no tenés idea quién lo hizo y, si vamos al caso, pocos se fijan de dónde vienen las publicaciones que comparten en sus perfiles. La modelo Samanta Alonso subió una publicación que decía que muchas veces las personas se ridiculizan para que otros no los ridiculicen antes. Se ríen de sí mismos como un mecanismo de defensa. Esto ocurre mucho frente a los memes, por ejemplo, y es por eso que digo que hay que pensar desde dónde decimos las cosas, por qué las decimos, a quién van dirigidas y lo que pueden generar”, expresó Belli.

El hecho de discriminar es lamentable, porque evidencia falta de información y también cierta debilidad de carácter por tener que discriminar a alguien simplemente porque es distinto”, concluyó Glitman.