Por C. Almirón, F. Balberde, L. Salvo y A. Zapoc
El 12 de agosto, el presidente Alberto Fernández anunció que la Argentina producirá la vacuna contra el virus SARS-CoV-2 desarrollada por la Universidad de Oxford y el laboratorio AstraZeneca. La fórmula se encuentra en la fase 3 de desarrollo y podría estar lista para aplicarse en nuestro país durante el primer semestre de 2021. Pero un argentino ya sabe qué se siente tener en el cuerpo esta vacuna. Se trata de Pablo Andrés Berra (56), que la recibió durante una prueba experimental con 2020 voluntarios realizada en Sudáfrica.
Nacido en Lomas de Zamora, Berra vive desde hace 12 años en Sudáfrica, un país donde los contagiados de Covid 19 superan ampliamente el medio millón y la tasa de mortalidad, si bien no es de las más alta de África, creció exponencialmente desde marzo, convirtiendo al país en uno de los más afectados del continente.
Guiado por el principio de acción y solidaridad, Berra se contactó con el laboratorio de la Universidad de Wits para ofrecerse como voluntario. “Mi esposa es paciente de riesgo, eso me animó a intentar ser parte de la solución“, cuenta Berra antes de admitir que se inscribió sin decirle a nadie. Hace unos días, a un mes de la primera inoculación, recibió la segunda y última dosis. Hoy se siente optimista y esperanzado, y sueña con una navidad sin barbijos.
-Los investigadores anunciaron que la aplicación puede generar algún malestar posterior. ¿Sintió dolor de cabeza, fiebre u otro síntoma?
-Siempre nos dijeron que no tiene daños colaterales, a lo sumo síntomas leves, similares a los aparecen después de cualquier vacuna. De los ensayos participan 2020 voluntarios: a la mitad se le aplicó la vacuna y al resto, un placebo. Yo no sé qué recibí porque es confidencial, pero por los síntomas de los primeros días creo que me dieron “la vacuna de verdad”.
-¿Cuáles fueron esos síntomas?
-Unas 36 horas después de la primera dosis tuve un poquito de fiebre, dolores musculares, frío y dolor de cabeza, pero nada para alarmarse. Duraron pocas horas, y algunos voluntarios me dijeron que tuvieron síntomas similares o ninguno. Ahora, a casi 36 horas de la segunda dosis, tengo solo un pequeño dolor constante de cabeza. Pasé el resto del mes muy bien.
-¿Cómo es la rutina de seguimientos y controles?
-Me hacen controles de rutina todos los lunes. Calculo que en un tiempo se extenderán a 15 días, y después cada más tiempo. Una vez por semana tengo que viajar 64 kilómetros hasta Johannesburgo para hacerme un hisopado y análisis de sangre y orina. Además, todos los días tengo que llenar una planilla de seguimiento con la temperatura, si presento algún malestar y demás. Si surge cualquier problema, estoy conectado por WhatsApp con los médicos.
-¿Qué sintió, como argentino, cuando supo que la vacuna se producirá en nuestro país?
–Mucha alegría, porque la distribución después de la aprobación será inmediata. Entiendo que en estos días también Australia firmó un acuerdo con Oxford para lo mismo, y lo viene haciendo la India. Ojalá que todas las regiones hagan lo mismo para que la vacunación sea lo antes posible y logremos que la pandemia sea parte del pasado.
-¿Cómo se vive la pandemia en Sudáfrica?
-Sudáfrica está viviendo un mal momento, con cerca de 600 mil casos, pero hasta ahora entiendo que los hospitales están contenidos. Vi tiendas de campaña al lado de un par de hospitales y el gobierno viene conteniendo la cantidad de internados. De todas formas, la mortalidad en este país es baja, de alrededor del 1,5 por ciento.
–¿En Sudáfrica se están investigando otros tipos de tratamientos para la cura de la Covid?
-Creo que en Sudáfrica no hay otro laboratorio que busque la vacuna. Pero recuerdo que uno, en colaboración con las universidades de Western Cape y Stellenbosch, buscaba aislar el virus hace unos meses proporcionándole las condiciones necesarias para que crezca y así poder investigarlo.
-¿Se tiene una fecha de llegada de la vacuna para toda la población?
-En el laboratorio siempre nos dijeron que la distribución será durante el primer trimestre del año que viene, pero hay versiones de que sería antes. La investigación está dando resultados excelentes, lo que favorecería la aprobación de la vacuna. Ojalá sea así y tengamos una Navidad sin barbijos.
–¿Cómo golpeó la crisis del coronavirus a Sudáfrica?
-Nos ha golpeado económicamente. Con mi familia estamos pensando maneras de pasar este momento de crisis. Por suerte entre todos nos damos una mano, y en la zona rural donde vivo intentamos ayudar a quienes más necesitan con lo que cultivamos en nuestra granja. Es un momento especial y por lo menos aquí nos hemos integrado, unido, entre familiares y vecinos. Hasta me siento en la misma mesa con mi cuñada, ¡así que imaginate! Pero todos con el foco puesto en los problemas económicos. Creo que los ciudadanos y los gobiernos deben focalizarse ahí y no en otros aspectos, ya que los científicos están trabajando sin descanso.
-¿La vacuna rusa podría llegar al continente africano, al igual que la de Oxford?
–Los científicos sudafricanos no han visto con buenos ojos a la vacuna rusa. Inmediatamente salieron a los medios para decir que no se ha presentado ninguna evidencia de su efectividad. Ojalá tengamos pronto una vacuna segura, de eso se trata, más allá de que sea la primera o no.