Por Inés Ehulech

Mientras que a una gran parte de la sociedad la configuración del mundo post-pandemia le genera miedo e incertidumbre, al sociólogo y profesor Walter Páez le resulta fácil de explicar. A las tres de la tarde de un día de sol radiante, enciende la cámara de su computadora y, con gran tranquilidad en su voz y su mirada relajada, se entrega a la entrevista con Publicable. Los temas a tratar son muchos: la prevalencia del capitalismo, la implementación de la tecnología en muchos puestos de trabajo y el avance de superpotencias como China encabezan los principales interrogantes por estos días. Sin embargo, Páez utiliza sus recursos pedagógicos para explicar de manera sencilla la situación mundial y esclarecer las dudas. “Creo que lo que se viene es un Estado que deberá pensar que hay servicios que tienen que ser universales, gratuitos y estar bien preparados para preservar algunos aspectos de su población”, adelanta con convicción.

Varios académicos, como la socióloga Iolanda Fresnillo, afirman que entre el contexto actual y el estancamiento económico que se vive hace ya unos años, el sistema capitalista se debilitará y aparecerá otro modelo.
—Sin duda lo que está pasando impacta en este sistema de vida. La pandemia ha provocado que, para poder seguir vivos y sanos, debemos frenar los modos de producción que inventamos. Pero no me animaría a decir que, pasado todo esto, se logre un cambio rotundo. Creo que la inversión va a seguir siendo la del capital y va a aspirar a su lógica de obtener ganancias. Si algo ha demostrado el capitalismo es su capacidad de adaptación y acomodamiento ante las distintas circunstancias: ha resurgido de crisis muy profundas, como la de 1930, la del petróleo, la de 2008… El sistema tiene una pata creativa para reconvertirse y esa es una fortaleza.

¿Es posible como parte de esa reconversión una producción a menor medida o menos “salvaje”? —Sí. Actualmente se está produciendo a gran escala, con las multinacionales proveyendo a todo el mundo. Es posible que eso cambie y se dé paso a pymes que apunten a un mercado más local o chico con la misma idea capitalista, con lógicas más colectivas, ecológicas, sustentables y sostenibles para evitar que el modelo se vea amenazado por algún otro agente o pandemia futura.

Sin embargo, más allá de estas pequeñas modificaciones, quedó demostrado que el sistema tiene falencias estructurales. Por ejemplo, toma la salud como una mercancía más, lo que provocó el colapso sanitario en muchos países.
—Totalmente. Pero creo que las sociedades están entendiendo que hay que invertir en la salud pública y que hay aspectos como este que no se pueden tratar con la lógica capitalista ya que, de ser así, deben dar ganancias y si no lo hacen hay que proceder al cierre de sanatorios, despido de gente, aplicar la lógica racional que se aplica a las empresas. Estas sí deben ser redituables porque para eso invierten; la salud pública no. Por ello, se debe promover un Estado que pueda asegurar los servicios sanitarios donde se necesiten, a pesar de que conlleve un mayor gasto. 

Con la emergencia sanitaria se conoció que, por ejemplo, en los barrios carenciados de la ciudad de Buenos Aires el acceso al agua potable es de 7.000 litros diarios, lo que apenas alcanza para abastecer a una cuarta parte de los miles de habitantes. ¿Se podría decir entonces que, con este posible y nuevo rol del Estado, las clases más vulnerables y sus reclamos cobrarían mayor relevancia?
—Creería que es una posibilidad. La pandemia expuso las fragilidades de cada país y ya es inevitable prestarles atención. Me imagino que las organizaciones culturales y religiosas tendrán más peso ya que ponen al hombre como prioridad, con la economía a su servicio, y no viceversa, con el foco en la reproducción del capital. Además, ya todos vimos la catástrofe que generó la falta de recursos en las clases más bajas y no podemos permitir que eso vuelva a ocurrir.

En los últimos años, el rol de Estados Unidos como superpotencia se vio amenazado por el avance de China. En su momento se evidenció con la silenciosa guerra comercial y hoy se ve con las acusaciones sobre el origen de este virus. 
—China ha adoptado un sistema de producción capitalista con pocas reglamentaciones que, sumado al gran desarrollo tecnológico, lograron que sus productos sean muy competitivos. Esto afecta principalmente a Estados Unidos -el otro gran productor- ya que se traduce en la apropiación de un mercado y de sus consumidores y, con ella, la pérdida de capitales y ganancias. Por eso, con la fortaleza que ha cobrado China frente al debilitamiento de los países por el contexto actual, creo que es inevitable que lidere el mundo. No obstante, hay que ver de qué manera lo hace y cómo se da el reacomodamiento porque no creo que las otras potencias cedan tan rápido. Pero le pese a quien le pese, veo el futuro liderado por China, al menos en el plano económico; la expansión del comunismo será un tema aparte.