Por Candela Contreras
Las aves logran escapar con heridas, pero se accidentan en la ciudad. Los mamíferos son atropellados en el puente Rosario-Victoria. La mayoría de los reptiles mueren bajo el fuego. Los incendios en el Delta del Paraná no cesan, el humo no sólo afecta la salud de las personas sino que está destruyendo la fauna y la flora autóctonas de las islas frente a Rosario. El ecosistema está en riesgo con un fuego que ya arrasó con más de 100 mil hectáreas en lo que va del 2022.
Aves, reptiles, mamíferos son algunas de las especies silvestres que habitan la zona de los humedales. “Los animales son las víctimas de este ecocidio, no estamos tomando dimensión de las consecuencias que va a tener esto a largo plazo”, expresa Franco Perrugino, presidente de Mundo Aparte, un predio de interpretación ecológica dedicado a la recuperación y rehabilitación de diferentes especies de flora y fauna.
Diversas manifestaciones surgieron de agrupaciones ambientalistas y vecinos autoconvocados exigiendo por la sanción de una Ley de Humedales que pueda ponerle fin a los incendios que se generan desde hace diez años, pero que en los últimos dos años se agravaron notablemente. “La Ley vendría a regular cuales son las actividades que se pueden hacer y las que no en los humedales, y bajo qué condiciones. Es urgente que salga”, explica Perrugino.
Desde Mundo Aparte recalcan que las personas actúan cuando el humo llega a Rosario, pero cuando eso no ocurre no se habla sobre el estado de las islas cuando el fuego se apaga. “Sin duda, no estamos tomando dimensión de lo que está pasando, estamos perdiendo especies de fauna que va a costar mucho repoblar porque se están muriendo los reproductores y se están quemando los nidos, se está perturbando el equilibrio perfecto que tiene la naturaleza en cualquier ecosistema y las consecuencias van a ser tremendas”, agregaron.
La gran sequía que afecta a los ecosistemas y la bajante histórica del Río Paraná que se produce desde hace años, son otros de los agravantes al avance del fuego que hace que no se generen cortafuegos naturales que puedan combatirlo.
LA CAPACIDAD DE RESILIENCIA DE LA NATURALEZA
Franco Perrugino sostiene que, a largo plazo, la naturaleza puede llegar a recuperarse pero, para que suceda, “hay que dejar a los ecosistemas tranquilos, es decir, no intervenirlos, no pisarlos, no quemarlos, no armar rutas, no armar casas de fin de semana, no llevar más ganadería”.
La flora es lo que primero puede regenerarse porque bajo las cenizas queda un banco de semillas que, con las lluvias y el calor, volverían a brotar. Los árboles de gran tamaño que se quemaron van a necesitar muchos años para recuperarse y cumplir el rol necesario que cumplen en el ecosistema.
A la fauna, en cambio, le costará un poco más porque no existen datos oficiales, ni censos de población silvestre en la región para conocer el número de especies que se perdieron, “sólo hay indicadores de lo que se puede observar cuando se recorre el territorio y son sumamente desalentadores”.
La Organización Mundo Parte se encarga de atender las urgencias de los animales que logran escapar y sobrevivir al fuego, para que luego puedan reinsertarse en su hábitat natural. Para colaborar con ellos puede hacerse a través de https://linktr.ee/mundoaparteoficial.
Edición: Candela Contreras y Sofía Barragán