Por Oriana Picorelli

Se llama María Eugenia Zavaroni y  tiene 42 años. Durante 12, trabajó en el sector administrativo de una empresa sintiéndose vacía hasta que, tiempo después, se replanteó su vida y renunció a su empleo. Meses más tarde,  empezó a trabajar con los muebles que tenía en su casa y con los de sus amigos, para luego publicar en las redes sus refacciones: “Me adapté con lo que tenía, tres pinceles y algunas lijas de papel”. Hoy es referente en reciclado de muebles gracias a Instagram y “La recicladora de muebles”, su programa de televisión del canal por suscripción MasChic. Se la ve descontracturada, segura y feliz. 

  • —Llegaste a tener tu programa de televisión gracias a un taller de reciclado. ¿Cómo fue tu camino hasta ahí?
  • —La realidad es que empecé metiéndole mano a los muebles de mi casa y después tuve esa necesidad de buscar personas que también se dediquen al reciclado de muebles. Comencé a averiguar por Instagram e internet sobre talleres y me anoté en el taller de Virginia Escribano. Ella fue una de las tantas personas con la que me di cuenta de que realmente me estaba encantando esta actividad y, además, fue la que me incorporó en la lista de recicladoras para ver quién hacía el programa de televisión.
  • En 2018 empezaste a publicar tus primeros muebles en Instagram. ¿Por qué decidiste usar solamente esa red social?
  • —Porque me pareció muy práctica y me hice re amiga. Ahora, con las actualizaciones que van agregando, me cuesta un poco más, pero fuera de eso, siento que me re enganché con la aplicación. Facebook es una red social que utilizamos mucho las personas adultas, pero me parece que ya no aporta y ha quedado en el pasado. Desde que arrancó, Instagram arrasó con todo. Al igual que Tik Tok, te da la posibilidad de mostrar tu trabajo. En mi caso, empecé a subir publicaciones e historias diarias después de un año en el que comencé a dedicarme al reciclado de muebles, creo que ahí fue cuando de a poco me contactaban para que les dejara su mueble como nuevo.
  • ¿Cómo organizás tu tiempo para postear publicaciones y subir historias diariamente?
  • Como sé cuáles son los días en los que me va bien con las historias y los posteos, me organizo en base a eso. El día anterior de la publicación, planifico en la computadora como voy a presentar las fotos, lo que quiero comunicar en los posteos, los reels y las historias, y cuando llega el horario en que lo voy a publicar, que casi siempre es a las 18, ya tengo listo todo.
  • 2020 fue un año de muchas publicaciones en tu Instagram, subías cuatro por semana. Estando en un contexto pandémico, ¿sentiste que hubo mucha más demanda?
  • —Sí, explotó mi taller y el trabajo de todas las recicladoras. En nuestro grupo de WhatsApp comentábamos que las personas estaban desesperadas por mandar el mueble a nuestros talleres y que se lo reciclemos porque querían un cambio después de tanto tiempo encerrados trabajando desde sus casas. La gente dijo chau, no quiero ver más este mueble horrendo en mi casa. Gracias a todo el esfuerzo y dedicación que le puse ese año, en el que estábamos pasando por una pandemia, empecé a tener canjes y patrocinadores con diferentes marcas porque que superé los 10 mil seguidores en Instagram.
  • En tu programa “La recicladora de muebles” vos y tu equipo trabajan sobre un mueble por episodio. ¿Al principio, como fue toda esa organización? ¿Tuviste algún inconveniente?
  • —Al principio fue difícil porque no sabía a qué me enfrentaba, pero tengo la capacidad de adaptarme bien a las situaciones y de ponerle ganas y empuje para que los hechos sucedan. Aprendí un montón de cosas, entre ellas, a adelantar los muebles un día antes en mi casa para evitar cualquier incidente a la hora de grabar. Hubo situaciones que pasé con María Pulgas, mi asistente en la recicladora, que ahora las recordamos y nos reímos, pero en su momento la pasamos muy mal; por suerte todo salió perfecto. Yo creo que fue una cuestión de actitud de todo el equipo, siempre le buscábamos la vuelta para que salga todo bien. En la primera temporada tuve que instalar una bisagra y todos los camarógrafos me estaban esperando para poder seguir con el programa, entonces era algo que me estaba poniendo nerviosa. Se fueron a almorzar y yo llamé a mi cuñado por videollamada para que me ayude, después de una hora lo logré y seguimos grabando.
  • Vas por la quinta temporada de tu programa y ahora estás por arrancar a grabar la sexta. ¿En algún momento pensaste en dejarlo?
  • —En la cuarta temporada, la pasamos muy mal porque la locación donde grabamos se cayó, entonces tuvimos que ir a una nueva locación que era muy chiquita, tenía muchas zonas con barro, era lejísimos y estábamos muy incómodos. Cuando terminé de grabar me acuerdo que dije: “Ese es el último programa de la recicladora que grabo”. Pero después es como todo, pasa el tiempo y te da nostalgia dejar algo que cambió tu carrera para siempre. Para la quinta temporada cambiamos de lugar, fue en una casa en el barrio de Caballito, muy cómoda para guardar las herramientas y los muebles, así se hizo todo mucho más agradable y ameno. Por ahora lo sigo disfrutando, cada capítulo y cada mueble es un desafío. Todavía sigo teniendo esa sensación de ver qué va a pasar, trabajar todo el día para que a última hora de la jornada pueda ver el mueble terminado. 
  • ¿Tenés pensado algún nuevo proyecto?
  • —Aún no está confirmado y no puedo adelantar mucho, pero la idea sería llevar mi emprendimiento “DKP” a diferentes pueblos argentinos y dar talleres, ya que muchos no tienen acceso a clases presenciales. Sería mi sueño recorrer mi país haciendo lo que amo.