Por Nazareno Fullana y Maximiliano Fagnani

Las comparaciones existen en toda la sociedad. Pero, ¿es distinto para el hijo de alguien que hizo historia en el deporte argentino? No lo es para Facundo Conte -hijo de Hugo, parte del equipo que consiguió el bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988-, que cuenta cómo esas constantes comparaciones con su padre lo hicieron alejarse por momentos del vóley.

A los 12 años no quería jugar al vóley por la presión que sentía desde afuera. En los torneos intercolegiales se llenaba la cancha porque estaba jugando el hijo del Conte”, recuerda quien acaba de disputar sus primeros partidos en el club porteño Ciudad luego de quince años en equipos de élite mundial.

Si bien siempre fue su pasión, Facundo buscó en otros deportes alejarse de los paralelismos con su padre: “Probablemente mis viejos estaban más contentos si hacía voley, pero nunca lo demostraron, y eso fue muy especial porque pude elegir con libertad”, explicó.

El Heredero, como bien indica su apodo, heredó la pasión por el vóley de su padre, Hugo Conte, y de su madre, Sonia Escher. A pesar de que el atletismo y el handball le gustaban muchísimo, Facundo se decidió por el deporte familiar: “A medida que fue pasando el tiempo, empecé a poner un deporte por sobre otro, hasta que en un momento no hice vóley y sentía que me faltaba algo muy grande. La euforia de ver la pelota volar y que no caiga estaba en mi ADN, no podía evitarlo”, afirmó.

LA HERENCIA PATERNA
Más allá de aquellas presiones de antaño, hoy disfruta haber seguido el legado: “Es hermoso que él haya sido tan respetado, tan reconocido y amado. Según mi mamá soy la versión mejorada de mi viejo y, la verdad, estar en un lugar parecido al de mi papá es un orgullo”, comparó. Sobre la medalla de bronce que ambos consiguieron en distintos Juegos Olímpicos (Facundo lo hizo el año pasado en Tokio), cuenta lo increíble que es compartir ese lugar en la historia del vóley nacional con su padre: “No ha sucedido en el deporte argentino, es algo que no tiene precio”.

Hugo y Facundo Conte, leyendas del vóley nacional.

LA VUELTA AL PAÍS
Conte volvió al país para jugar luego de quince años en los que pasó por grandes ligas como la de Polonia, China, Brasil y Rusia y hasta la segunda división de Italia, donde fue dirigido por Hugo. Si bien en 2007 jugó con su papá en GEBA la liga de ascenso A2, con 33 años es la primera vez que Facundo jugará en la máxima categoría del vóley argentino: “Estoy muy emocionado, muy nervioso, tratando de prepararme lo mejor que puedo. En algún punto Ciudad es mi casa, entonces me pone muy feliz poder estar acá. Además, los chicos, y no el entrenador, me eligieron capitán, y eso es muy bueno“.

LA MEDALLA ETERNA DE TOKIO
La medalla cambió absolutamente toda mi vida: por objetivos, por sueños, por aspiraciones y por expectativas”, comentó sobre el Bronce obtenido con la selección argentina en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y agregó: “Fue muy especial lo que generamos con la gente durante esos Juegos, no solo por el resultado en sí, sino por cómo se daba. Era tener que levantarte medio dormido y terminar saltando en la cama a las 5 de la mañana”.

El histórico relator José Montesano fue clave en la conexión con el público, según Conte: “Es una hermosa persona y un excelente profesional. Gente a la que no le interesa el vóley se puso a llorar delante de la pantalla mirándonos, y eso es gran mérito de él. En el Mundial no estuvieron con mi viejo, y no pasó lo mismo”, explicó, y mencionó que gracias a las redes sociales y a los medios se sintieron más apoyados de lo que esperaban: “Hoy, al volver a Argentina tomo real medida de lo que estaba pasando. El hecho de que alguien te mire a los ojos, te dé la mano y te diga ‘Man, ¿entendés que yo lloré mirándote?’ es un montón. Me llena el alma”. 

Para los Conte, la selección es lo más grande que hay: vestir la camiseta albiceleste fue y es un orgullo. “No hay mayor honor. Nosotros de alguna manera somos los representantes del país en las guerras modernas y con reglas que se hacen en las canchas. Con todo respeto a quienes hayan ido la guerra, yo lo sentí así”, dijo.

El Heredero festejando luego del inolvidable partido contra Brasil en los Juegos Olímpicos de Tokio.

UNA DINASTÍA EN EL VÓLEY
Facundo y Hugo Conte: un mismo apellido, un mismo deporte y una misma medalla. Uno de los jugadores de vóley más importantes de la Argentina fue Hugo, que ganó el Bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988. Más de treinta años hubo que esperar para que se pudiera repetir. Y fue con Facundo en el equipo, el Heredero, según lo apodó el periodista José Montesano.

Son pocos los deportistas padres e hijos que, como los Conte, jugaron juntos (un ejemplo es brasileño Rivaldo, que compartió un puñado de partidos con su hijo en el ascenso de Brasil). Fue en 2007 en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) disputando la liga A2, en la que lograron el título y el ascenso a la A1. Pero no fue el único plantel que compartieron: el Heredero jugó en el Bologna de Italia, donde fue dirigido por Hugo.

Padre e hijo unidos por una misma pasión y la misma medalla ante el mismo rival: Brasil. Facundo logró esta distinción en los juegos olímpicos de Tokio 2020 tras ganarle un partido infartante por 3 sets 2. Por su parte, Hugo consiguió el mismo resultado con la selección.