Por E. López Aranguren y Redacción Publicable
“Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más”.
Hace 30 años, el ex fiscal general del Juicio a las Juntas, Julio César Strassera, cerraba con esta frase su histórico alegato, que ponía punto final a las extensas y dolorosas audiencias de presentación de prueba, que se extendieron entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985, y también a la etapa del alegato, que se desarrolló entre el 11 y el 18 de septiembre.
Según narra una nota del diario La Razón, firmada por Jorge Landaburu, de fecha incierta pero cercana al discurso final que el día 18 pronunció Strassera, “la salva de aplausos fue unánime, cerrada, contundente. El juez Arslanián exigió que se restaurara el orden. Gritó por un micrófono inútil, visiblemente desbordado por la comunión del público y la fiscalía. También ordenó, antes de retirarse con el resto de los miembros de la Cámara, que la policía desalojara el recinto”.
De acuerdo con el periodista que retrató el momento que siguió al pedido de penas ejemplares sin conciencia de que se trataba de un hecho histórico, poco a poco los aplausos comenzaron a ser tapados por los insultos: “Asesinos”, “Criminales”. “Otros asistentes señalaron al acusado de su preferencia y le gritaban ‘¡Hijo de puta!’, con euforia, con insistencia”, relata Landaburu. Y agrega: “Videla monopolizaba a todas luces la catarsis del público. Fue así que giró, fue así que se cuadró, fue así que miró, con la cabeza muy erguida y durante algunos minutos (en actitud estatuaria, sin articular palabras). Después se fue”.
El ex almirante Jorge Isaac Anaya y el ex comandante Jorge Rafael Videla conversan animadamente en la tercera jornada del alegato de Strassera. (Foto: Memoria Abierta)
El recuerdo de Juan Carlos Piovano, editor fotográfico del proceso a los ex comandantes que gobernaron de facto el país entre 1976 y 1983, y testigo presencial de todas las audiencias, concuerda con la crónica de La Razón. En una entrevista reciente a Diario Publicable, el reportero gráfico calificó ese momento como el más emotivo del Juicio. Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, recordó: “Cuando escuchamos ese ‘Nunca más’, la sala estalló en un aplauso”. La calma tensión que se vivía hasta ese momento en una sala totalmente colmada explotó en gritos y sollozos. ”Los jueces tuvieron que desalojar a la gente para que se calmara”, rememoró Piovano.
La sala de la Cámara Penal Federal estalla en aplausos y gritos tras la vibrante alocución del recordado fiscal. (Foto: Memoria Abierta)
El señor del alegato
La actuación de Strassera como fiscal general del Juicio a las Juntas fue protagónica y destacada. “Le puso el pecho a la investigación para juzgar a los comandantes, que tenían poder todavía en el ’85”, afirmó Luis Moreno Ocampo, fiscal adjunto del Juicio a las Juntas, en ocasión de la muerte de su ex compañero y “maestro” en febrero de este año. Y agregó: “Se paró y dijo que tenía las pruebas y logró que la gente le creyera”.
Si bien la etapa del alegato de la fiscalía se extendió durante cinco jornadas, el momento más recordado es el discurso de Strassera. Después de pedir penas ejemplares para los acusados, el recordado fiscal pronunció su apelación a los jueces, que finalizó con el ya mítico “Nunca más”. El texto fue elaborado en colaboración con el dramaturgo Carlos Somigliana, uno de los creadores de “Teatro Abierto”, quien trabajaba además en el Poder Judicial, donde Strassera lo conoció. Esas páginas escritas a dúo, vibrantes, con ribetes poéticos y una prosa cuidada, dieron lugar a la escena que simboliza al Juicio a las Juntas en el imaginario popular.
Las opiniones de los jueces
“La combinación de clandestinidad y de mentira produjo efectos que trastornaron a la sociedad”, expresaba el fiscal Strassera en uno de los pasajes más elocuentes de su mítico alegato.
Aunque su discurso tuvo como interlocutores a millones de argentinos, en términos estrictamente jurídicos el fiscal se dirigió a los seis jueces que integraban la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal: Jorge Torlasco, Ricardo Gil Lavedra, León Arslanian, Jorge Valerga Aráoz, Guillermo Ledesma y Andrés D’Alessio.
Sobre ese momento histórico, Gil Lavedra opinó que “Strassera interpretó de modo extraordinario la demanda de justicia que pedía la sociedad”. Por su parte, el doctor Arslanian manifestó que “las palabras de Strassera, el cierre de su alegato, fueron una pieza oratoria extraordinaria, pronunciada con una profunda convicción y un sentido ético que caracterizaban sus actos. Cada vez que lo escucho me vuelvo a emocionar, es lo más evocativo que me llevo del juicio”. Además, y en relación al pedido de “silencio en la sala” que formuló en nombre del tribunal cuya presidencia ejercía esa semana, comentó que “era en vano hacer callar a la gente, estalló la sala, todos quedaron altamente conmovidos”.