Por Micaela Risiglione, Gonzálo Tomatis y Julián Álvez
“Estoy en contra de la despenalización del aborto”, declaró la diputada de Mendoza por Unión PRO Stella Maris Huczak mientras se presentaba por octava vez en el Congreso de la Nación el nuevo proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) redactado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito en Argentina. En 2018, el proyecto consiguió el tratamiento en ambas Cámaras por primera vez: obtuvo media sanción en Diputados, pero no logró juntar los votos suficientes en el Senado.
En esta oportunidad, el proyecto tiene un fuerte anclaje en la Educación Sexual Integral (ESI) e incorpora el concepto de “cuerpos gestantes“; teniendo en cuenta ya no solo a las mujeres sino a las distintas identidades de género. Otra de las reformas más importantes es la eliminación de la objeción de conciencia por parte del personal de salud y la garantía de acceso al aborto en un plazo máximo de cinco días desde su requerimiento, sin necesidad de contar con una autorización judicial.
“Dicen que mueren 500 mil mujeres por abortos clandestinos pero nadie dice que también mueren 500 mil bebés que pueden ser dados en adopción. No pensamos ni en la vida del bebé, ni en el padre de ese hijo”, sostuvo la diputada en relación a los argumentos pro-legalización. De todos modos, esta cifra no hace referencia a la cantidad de muertes por aborto clandestino sino a la cantidad estimada de prácticas realizadas.
Jóvenes celestes
Al respecto también se pronunció Lucía Álvarez, representante de la agrupación Secundarios Por La Vida, una organización formada por Álvarez en julio del año pasado. “Lo hice porque me sentía sola. Perdí a muchos amigos por estar en contra del aborto. Empecé a preguntar si ellos también sufrían discriminación y efectivamente era así. No es algo que pasa sólo en Buenos Aires, pasa en todos lados”, explicó. “Inculcan el miedo adoctrinando a los más chicos, algunos me vienen a hablar porque piensan igual que yo pero que no dicen nada porque tienen miedo. En mi colegio soy la única que lleva pañuelo celeste”. La estudiante cree que no es una utopía terminar con el aborto si se trabajan las causas por las cuales las mujeres deciden abortar, dándoles contención y una mejor calidad de vida en el caso de la población más vulnerable.
Sobre el tratamiento del tema en los medios de comunicación, Álvarez opinó que “no son objetivos a la hora de tratar el tema” ya que“suben argumentos a favor del aborto, pero nunca en contra, tergiversan el discurso pro vida y lo muestran como si fuera algo retrógrado“. La dirigente estudiantil definió como una falacia el argumento que sostiene que legalizar la práctica la volverá más segura que lo que es hoy en la clandestinidad. “El Misoprostol no es una solución ya que lo que hace es producir una hemorragia muy fuerte durante varias semanas, para la que el cuerpo no está preparado”, dijo. “En esos casos muere casi un 70% de las mujeres”, aseguró. Sin embargo, no existen estadísticas que avalen ese dato y el Misoprostol es la droga que recomienda la Organización Mundial de la Salud para los abortos médicos.
Si bien no está confirmado que el proyecto vaya a tratarse este año de cara a las elecciones presidenciales de octubre, la militancia autodenominada “pro vida” sostiene los mismos argumentos que plantearon durante el debate de 2018 pero sumado a una militancia más participativa en el debate público.