Por Agustina Quiroga

Cuando todo parecía perdido en un año atípico de pandemia mundial, llegó noviembre y se tiñó de verde. El presidente Alberto Fernández envió el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que lleva el nombre de “Regulación del acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo y a la atención post-aborto”, para que sea tratado en el Congreso de la Nación en sesiones extraordinarias. Tuvo mucho que ver, en la decisión del presidente, el papel primordial como asesora de presidencia que cumple Dora Barrancos. Dueña de una mirada fuerte y penetrante, se la escucha alegre por la noticia. “Tengo una obligación fundamental de presentar las cuestiones que tienen que ver con la ampliación de nuestros derechos y de las personas de diversas identidades”, dice.

Si bien el Gobierno nacional trabajó en la iniciativa junto a miembros de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y el Ministerio de Salud, este proyecto presenta puntos en común y algunas diferencias con el que la Campaña presentó por octava vez el 28 de mayo de 2019 tras el revés sufrido en el Congreso en 2018.

Los dos proyectos plantean que las personas con capacidad de gestar tienen derecho a la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 inclusive. Otra similitud es que en los dos se deja en claro que, más allá de ese plazo, el aborto seguirá siendo legal en casos de violación o cuando corriere riesgo la vida o la salud de la persona gestante.

Pero uno de los puntos en los que difieren, es que el proyecto presentado por el presidente plantea la objeción de conciencia, un punto inexistente en la iniciativa de la Campaña. El artículo 10 establece que la persona profesional que haga uso de esta prerrogativa deberá “mantener su decisión en todos los ámbitos, público y privado, en que ejerza su profesión; y derivar de buena fe a la paciente para que sea atendida por otro u otra profesional en forma temporánea y oportuna, sin dilaciones y adoptar todas las medidas necesarias para garantizar el acceso a la práctica”. Barrancos afirmó: “El proyecto de la Campaña tiene cinco días para que la mujer o persona gestante pueda ser atendida desde que demanda, en cambio el del Poder Ejecutivo son diez. Yo creo que estos son los aspectos centrales en cuanto a las diferencias de ambos proyectos”.

—Según la cuenta oficial de la Campaña, en Argentina se calcula que entre 460 mil y 600 mil mujeres recurren cada año a un aborto clandestino. Además, 3 de cada 4 abortos se realizan de forma insegura según la OMS. ¿Cómo recibiste la noticia del proyecto teniendo en cuenta esta situación de extrema emergencia?
—La noticia fue muy esperada y yo sabía que en algún momento iba a ser realidad. Pero una vez que tuvo aparición fue tan conmovedora que por un rato largo estuve emocionada. Por un lado, me emocioné en nombre de todas las luchas y pedidos de justicia y, por otro, por el condimento fundamental del cumplimiento de la promesa de nuestro presidente. Para personas como yo, que tengo tanto compromiso con este cambio de época, el calibre de la emoción es inmenso.

—Es la primera vez que desde el Gobierno nacional se presenta un proyecto de Ley respecto a la legalización del aborto…
—Hay un cambio de época, e insisto en señalarlo porque el grado de compromiso que tiene nuestro Gobierno con todo lo que tiene que ver con justicia de género y políticas públicas en todo el país es muy valioso. Que lo haya prometido durante la campaña, en la apertura de las sesiones del Congreso de este año, y lo haya cumplido cabalmente con toda esa palabra empeñada me hace sentir particularmente orgullosa de Alberto (Fernández) como presidente. Él es una persona muy sensible y absolutamente propensa para la aceptación de los puntos de vista que se le plantean.

—La lucha por el derecho al aborto voluntario en condiciones de salud, igualdad y dignidad, tiene una nueva oportunidad política para lograr su objetivo. ¿Qué expectativas tenés respecto a la aprobación del proyecto y por qué considerás que tiene que ser ley?
—Creo que además de la lucha de los movimientos feministas durante estos últimos años, más precisamente con la juventud como bandera, el apoyo que nos está dando el presidente de la Nación con respecto al proyecto que sancionará a la Ley del aborto es un paso enorme y nos da mucha esperanza de que este año finalmente lo logremos. El aborto debe ser legal por una cuestión de salud pública en primer lugar, que es el punto de vista que tiene el Estado. Luego pienso que hay que evitar la muerte de todas las mujeres y personas gestantes que no desean llevar adelante sus embarazos y que reciben o se realizan prácticas letales. Y otra perspectiva que yo analizo, adhiero y por la que he militado durante muchísimo tiempo, es el derecho inalienable de las mujeres y personas gestantes a decidir sobre su propio cuerpo. Con toda la expectativa que ahora tenemos por delante, estoy con mucho ánimo y mucha convicción de que esta vez, por fin, será ley.

—Como asesora de presidencia: ¿de qué manera abordás la perspectiva de género en el Gobierno y qué grado de aceptación recibís por parte de Alberto Fernández?
—Esta es una cierta especialización que siempre tengo, lo que no quiere decir que sea el único objetivo que trato con el presidente cuando tenemos reuniones de asesorías. Generalmente en las temáticas de perspectiva de género trabajamos de forma conjunta con el Presidente. Y en relación al aumento de los derechos de las mujeres y las personas de diversa identidad, suele haber una gran aceptación por parte de Alberto.

—Tenés una larga militancia en el feminismo y también en los derechos humanos. ¿Qué similitudes o diferencias notás que existen entre la militancia de la juventud de hoy en día en comparación con la de tu época?
—Hay enormes diferencias entre la militancia de veinte o treinta años atrás y la de hoy. Antes era una militancia que nos reunía, sobre todo a las mujeres que teníamos instrucción, más educación formal, muchas profesionales. En cambio, hoy el feminismo tiene un derrame extraordinario, muchísimos sectores populares que alzan la voz y forman parte de un colectivo. Lo que hay hoy es un feminismo de masas.