Por Ángeles Alí
La música fue su pasión y su sustento, hasta que se acabaron los shows y las fiestas. Fue entonces que Carlos Gingarelli desempolvó un viejo título de técnico en computación para meter mano en las estrellas de la pandemia: las computadoras. “Es mi solución particular al problema que estamos viviendo todos”, cuenta este hombre que, a los 60 años, no solo cambió de oficio sino que aprendió a hacer convivir su nuevo taller con el estudio donde sigue grabando temas.
Gingarelli extraña su trabajo de cantante, y por eso mantiene la costumbre previa al aislamiento social, preventivo y obligatorio de acercarse a sus seguidores a través vivos e interacciones en redes sociales. “Es un momento difícil, y quisiera dejar el mensaje de que tratemos de pasarlo de la mejor manera posible porque vamos a salir adelante todos juntos”, dice, antes de agarrar el micrófono para cantar una de sus canciones preferidas.