Por Gastón Mouesca

La organización de Profesores Independientes de Teatro (PIT) viene reuniéndose, desde hace algunas semanas, con diversos sectores del gobierno para acordar las medidas de cara a una posible vuelta a las aulas. Hasta ahora no hay fecha confirmada pero sí una buena predisposición por llegar a una solución, siempre y cuando las normas de prevención lo permitan.

No muchos saben que en medio de esta pandemia se conformó una asociación que agrupa a los profesores del rubro. El objetivo es llegar a distintos funcionarios y especialistas para encontrar una vuelta a esta situación, en un contexto donde las ganas de enseñar se mezclan con la necesidad de generar ingresos. El protocolo presentado hace un par de semanas al Gobierno de la Ciudad y al Ministerio de Salud de la Nación tiene como fin el retorno a las clases presenciales de forma escalonada bajo el fundamento de que su actividad no se puede realizar en la virtualidad de manera sostenible.

El protocolo ya pasó por las carteras de Cultura de la ciudad y de la Nación, y ahora es analizado por los ministerios de Salud. “El formulario acompaña y suma al reclamo de otras organizaciones, como por ejemplo los de la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET) y la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI)”, dice el actor y profesor Sebastián Mogordoy.

En lo formal, el protocolo propone nuevos métodos para volver a las aulas, como por ejemplo una menor cantidad de estudiantes y docentes, y el pedido al gobierno para la prestación de establecimientos más grandes. Los horarios de clase serían escalonados y todo el personal involucrado deberá realizar una capacitación previa. “Tuvimos reuniones con funcionarios y estamos avanzando. A partir de la devolución que recibimos creamos mesas de trabajo conjuntas”, dice Mariana Cumbi Bustinza, integrante del área a cargo del armado del documento.

La cancelación de actividades culturales debido a la pandemia evidenció que muchos profesores tienen la labor docente como principal fuente de ingreso. “Realmente estamos muy lejos de considerar nuestro trabajo como secundario, necesitamos que lo que presentamos se apruebe lo antes posible ya que vivimos de eso. No solo transmitimos técnicas, sino una ética y un compromiso con nuestra actividad”, dice Bustinza.

Solo en Capital Federal ya hay más de 800 profesores que se sumaron al PIT, mientras que 24 mil estudiantes, hoy por hoy, no tienen clases o deben adaptarse a la nueva realidad. La docente y actriz Nayla Pose, que también forma parte de la comitiva de Institucionales y actualmente da clases online -ya que vive de su sueldo de docente-, dice: “Estoy en el armado del protocolo porque vi que la virtualidad realmente rebaja mi trabajo y no se trata de eso. La labor del profesor impacta en la esfera social, por eso estamos dialogando con las autoridades”.

Aprovechando que varios funcionarios del gobierno están escuchando los reclamos del PIT, Mogordoy comenta que pudieron ampliar algunos pedidos para ver si es posible tratar la exención del pago del monotributo y un hipotético cobro del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) al que muchos docentes no pudieron acceder, ya que para el Estado dependen de empresas privadas sin importar lo bajas que sean sus remuneraciones. El gobierno porteño, en conjunto con Nación, ya le adelantó a la asociación de profesores que por el momento no podrán ofrecerles grandes ayudas económicas, aunque rescataron que se podría dar una charla una vez acabada la pandemia.

Es entendible que los tiempos son otros y las prioridades también. Sin embargo, el PIT planta bandera y hace oír su reclamo. “Tomar clases de teatro es una actividad esencial, tanto como salir a correr o ir a rezar a una iglesia. Hay mucha gente que necesita actuar para serenar y vincularse con la gestualidad y las emociones”, cierra Mogordoy, convencido de que, de alguna forma, los profesores independientes deberían volver a dar clases, siempre y cuando se comprometan a respetar las medidas sanitarias.