Por M. Blanco, M. Castro, L. Distéfano, O. Muñiz y T. Zwanck
La aparición del coronavirus profundizó la crisis económica consolidada durante los últimos cuatro años de macrismo. Los gimnasios, considerados uno de los mayores focos de infección, son uno de los sectores más golpeados por la pandemia: según una encuesta de la consultora Mercado Fitness, la restricción de actividades provocó, entre abril y mayo, la quiebra de 400 de los ocho mil centros de entrenamiento en la Argentina.
Además, el censo pronostica el cierre de otros 1.600 locales si no se garantiza una reapertura. La flexibilización de tareas “no esenciales” en Misiones, Corrientes, Tierra del Fuego, Catamarca, Neuquén y Jujuy, entre otras provincias, permitió una progresiva vuelta del sector, aunque los retrocesos sufridos por el aumento de casos positivos de Covid-19 en estas jurisdicciones volvieron a arrojar un manto de incertidumbre sobre el futuro cercano.
Dueños y empleados realizaron una marcha en el Obelisco a principios de junio en la que expusieron la problemática del sector. De acuerdo con las estadísticas, de las 260 mil personas que trabajan en el rubro, 80 mil lo hacen en relación de dependencia. “La situación es muy difícil, y tuve que aceptar una rebaja salarial. Es importante que todos pongamos nuestro granito de arena e intentemos salir adelante”, dijo el profesor de Educación Física y Muay thai Ignacio Arienti.
Las clases a distancia se convirtieron en una nueva herramienta en medio de la emergencia sanitaria. Pero las recaudaciones están lejos de las generadas por la actividad presencial: “No nos permiten obtener ganancias, sino que nos ayudan a sostener este momento. Todavía no sabemos cuánto tiempo vamos a aguantar bajo estas circunstancias”, confesó Agustín Recondo, director de El Palacio, antes de contar que planea alquilar kits de entrenamiento a sus alumnos para seguir afrontando gastos.
Si bien la virtualidad permite que muchos atletas puedan seguir ejercitando, el entrenamiento no tiene la misma efectividad para todos. Para el profesor de natación de River Plate Gustavo Langone, “el entrenamiento siempre suma como contraposición del quedarse quieto, aunque nada reemplaza el contacto con el agua”. Algo similar opinó el profesor de Kick boxing Rodrigo García, al destacar que la asimilación de conceptos técnicos de las artes marciales a través de videollamadas entorpece el aprendizaje: “La dinámica de las clases no es la misma. Es mucho más intensiva la transmisión de un conocimiento mediante la pantalla”.
Los protocolos para volver
La Cámara de Gimnasios de Argentina propone el regreso del segmento tomando como ejes medidas de desinfección, ventilación, sistema de gestión, higiene y distanciamiento social. En relación con los establecimientos deportivos que incluyan a la natación, Langone dijo que habrá reducción de personas y agregó que “los espacios secos deberán ser sanitizados frecuentemente”.