Por Emiliano Attadia

El 56 por ciento de los gamers casuales de la Argentina tiene más de 35 años. El dato arrojado por el informe de Havas puede resultar sorpresivo. El comunicador social Ignacio Del Pizzo ensaya una explicación: “Por un lado, tiene que ver con las biografías personales, o sea, corresponde a un desarrollo histórico de quienes empezaron a jugar videojuegos siendo chicos en las décadas de 1980, 1990 o 2000 y hoy, siendo adultos o adultas, no tienen por qué dejar de hacerlo“.

Del Pizzo, autor junto a Leonardo Murolo del libro “Cultura Pop: Resignificaciones y celebraciones de la industria cultural en el siglo XXI”, propone también una cuestión de costos: “Jugar, actualmente, es caro“, dice, y ejemplifica: “Un niño o niña no se compra un videojuego con los ahorros del día, algo que sí sucedía en los 90 o en los 2000, cuando accedíamos de forma más fácil a una copia trucha“. El tercer motivo que señala para el alto grade de inserción de los videojuegos en adultos es “la complejidad de las narrativas de este pasatiempo, que tiene un nivel altísimo de interactividad por el que las historias transcurren en universos cada vez más grandes”.

Mujeres y gaming

Otro dato que surge del documento es el grado de participación de las mujeres en este formato digital: un 54% son jugadoras casuales. El gaming suele ser un lugar de hostigamiento, tal como demuestra el #GamerGate, un hashtag impulsado en 2014 en contra del género femenino en esta industria. Una situación que ha ido cambiando con los años.

Los videojuegos son un lugar donde se disputa hegemonía y se amplían o se cierran espacios. Tuvieron su génesis y su desarrollo masculino en el sistema capitalista, que es patriarcal y tiene una visión injusta sobre la maximización de ganancias por sobre el bienestar colectivo. Esto fue creciendo: podemos pensar en el diseño de los personajes femeninos hipersexualizados para un supuesto consumidor varón heterosexual, con por ejemplo Tomb Raider. Con las discusiones dadas desde el feminismo y las diversidades que luchan por un mundo más justo, afortunadamente también se están transformando ciertas prácticas machistas, pero también hay resistencia”, analiza Del Pizzo.

Tal como comenta el especialista, “Argentina históricamente es un país que tiene altas cifras de penetración digital”. Esto queda evidenciado con las nuevas formas de consumo. Un ejemplo es el caso de Sergio “Kun” Agüero, que desde que terminó su actividad profesional de jugador de fútbol por una cuestión de salud se profesionaliza en la misma disciplina pero virtual.