Por Francisco Kovacic González

“Las expectativas de hoy son gigantes”, expresa un militante de la Organización Nacional Peronismo Militante, mientras espera en la larga fila que las agrupaciones políticas debieron levantar en la entrada del Estadio Único de La Plata, para presenciar el acto del Día del Militante Peronista organizado por el entorno de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

El militante agrega: Las expectativas son altísimas por dos razones. Primero, en el marco de lo que pasa hoy: se cumplen cincuenta años del retorno de Perón a la Patria y, segundo, que hoy canalizamos toda nuestra esperanza en la figura de ella, siendo que va a ser la única oradora de la tarde. La esperanza de construir un futuro mejor en 2023”.

El kirchnerismo hizo grandes esfuerzos por montar este acto. La interminable presencia de flyers con la cara de la referente nacional, sumada a las típicas postales con las caras de Juan Perón y Eva Duarte, eje fundamental de la mística y propaganda peronista, dieron lugar a una convocatoria que prometía una densa cantidad.

Finalmente, ese esfuerzo se notó.

Y se notó desde el principio de la tarde. La autopista Buenos Aires-La Plata, a partir del mediodía, estuvo colmada de colectivos y camiones que intentaban llegar al Estadio Único desde distintos puntos del país. Banderas sectores afines al gobierno del Frente de Todos eran visibles desde las ventanillas de los transportes. La mayoría no pudo llegar a las inmediaciones del campo. Tuvieron que detener la marcha y continuar de a pie. Por supuesto, no fue un impedimento en ningún momento.

Antes del acto, hubo rumores de un fuerte operativo de seguridad. Eso también se notó, con las cuadrillas policiales levantadas en las esquinas, cual ojo de halcón vigilante, en una suerte de “toco el aire, no te toco”. No pasó a más que alguna risa suelta, despectiva, hacia quien les pasaba cerca.

Una vez adentro del recinto, podía verse cómo las organizaciones se iban acomodando en cada sector de las tribunas. La Cámpora encabezaba el espectáculo, de frente al escenario donde primero los animadores y, luego, la protagonista de la noche dirigirían la palabra.

Si hubo algo para destacar fue la presencia joven. Porque si Fernández de Kirchner fue la protagonista de la noche, la juventud le siguió en segundo puesto. Y muy cómodamente. Las cámaras, que luego transmitían su imagen en las pantallas desplegadas en torno al escenario, siempre mostraron gente joven. Y también familias.

Durante la previa, animada con la presencia del comediante Pedro Rosemblat, conocido popularmente como El Cadete por su nombre artístico, hubo un mix de clásicos musicales de artistas como Leo Mattioli y Los Palmeras, y también se presentaron en vivo algunos conjuntos musicales. Entre los más destacados, La Mancha de Rolando y la DJ La Coneja China.

Los discursos de Perón, según dicen historiadores y militantes que vivieron la época, se caracterizaban por el ida y vuelta que había entre el líder y el público. Por ejemplo, el acto del 15 de abril de 1953 que terminó con el estallido de dos bombas en los andenes de la estación Plaza de Mayo del subte A (con seis muertos y más de 90 heridos, en un anticipo lo que sería el bombardeo de junio de 1955) fue un diálogo. Perón hablaba y preguntaba. El pueblo respondía.

Ese mismo feeling, esa capacidad de ida y vuelta, pudo verse el jueves. El atento silencio cuando “la Jefa” hablaba, y los cánticos en respuesta a sus declaraciones, eran prueba de ello. “Yo también los extrañé”, espetó, emocionada, la titular del Senado, en uno de esos momentos. La emoción hasta las lágrimas de quienes habían recorrido kilómetros solo para escucharla no se disimuló en ningún momento.

Alrededor de una hora duró “la misa” encabezada por Cristina. El cierre, hecho poco antes de las 20.45, se hizo entre fuegos artificiales y canciones de alto prestigio popular, como el clásico “Jijiji”, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.