Por Maitena Luquet
Muchas adolescentes sueñan con ser parte del modelaje: desfilar, posar y cautivar a la cámara. El trabajo de una modelo no es tarea fácil, pero también puede ser muy divertido. Esta carrera es a veces criticada y minimizada. Las exigencias físicas, la mala fama de algunas agencias y la competitividad del ambiente son algunos de los supuestos que circulan sobre esta profesión. En esta nota, modelos y profesionales de la industria, comentan cuánto hay de verdad y cuánto de mito en estas ideas.
1. “Para ser modelo necesitás ser hermosa y tener un cuerpo perfecto”
Para Carina Monteleone, quien se dedica a esta profesión desde hace más de 20 años, la belleza no es el factor más importante: “La característica principal es la actitud. Puede haber gente considerada muy bella y no sólo por eso va a trabajar bien ni va a tener muchas oportunidades”.
Los estándares sociales de belleza han cambiado y las marcas o agencias ya no buscan la hegemonía, buscan personalidad. Sofía Ratón, modelo y profesora de modelaje en Vidal Rivas Fashion School, agrega: “Con la formación necesaria se puede llegar a donde quieras, es cuestión de fijarse qué rama del modelaje va mejor para cada una”. Gabriela Sansanelli, modelo curvy, también adhiere a esta idea: “Cada marca tiene un público específico, no necesitás llegar a tener un cuerpo hegemónico para trabajar, hay muchísimo trabajo para modelos de mi perfil. En el Fashion Week de este año hubo mujeres de más de 50 y modelos curvy; me parece hermoso”.
La alta costura y la pasarela siguen siendo los dos escenarios donde ciertos estándares físicos siguen vigentes. “Todavía sigue habiendo una exigencia de altura, un mínimo de 1,75 metros”, explica Monteleone.
Desde las agencias, Camila Benzema, booker de Visage Agency, explica que a la hora de buscar una modelo “no se mira solamente el físico, sino también cómo es, la esencia que tiene o lo que transmite. Los cuerpos hegemónicos ya no siguen siendo necesarios, porque en sí, depende de lo que quiera la marca, y por suerte cada vez nos deconstruimos más y nos acercamos más a la realidad”.
2. “Las agencias son necesarias para entrar en el ambiente”
Antes, para poder trabajar en esta profesión se requería “ser parte de Pancho Dotto Models o Ricardo Piñeyro Agencia”, recuerda Monteleone. Hoy, en cambio, “el uso de las redes sociales como freelance puede abrir muchas puertas pero una agencia puede limitar”, advierte Sofía Ratón. Monteleone también apoya el modelaje freelance: “Si manejás bien tu Instagram, puede ser tu book y tu currículum. Instagram es todo”.
Sin embargo, las agencias siguen teniendo sus beneficios. Monteleone plantea: “Te dan un respaldo, no vas a ir a un lugar sin saber qué es, sabés que los castings son de confianza”. Ante la duda sobre si acudir a una agencia o ser freelance, la respuesta es clara: mientras se cuiden las redes sociales propias y se trabaje con cautela a la hora de chequear los contactos y lugares, la segunda parece la mejor opción.
3. “Es un ambiente demasiado competitivo”
Si bien la competencia existe porque “todos los ambientes son competitivos”, como dice Monteleone, no hay que exagerar. Las relaciones de compañerismo y amistad entre las modelos son la regla y la mala onda es la excepción. “Con los 20 años que tengo de experiencia son muchas más las personas buenas que me he cruzado que las que no”, agrega. Gabriela Sansanelli menciona una “competencia sana”; desde su experiencia, tuvo la suerte de trabajar con gente con “muy buena onda”.
4. “Nunca firmes un contrato con una agencia”
Es común escuchar acerca de las posibles multas y consecuencias que puede tener querer terminar un contrato con una agencia. Ser parte del staff de una de ellas tiene beneficios, aunque no es siempre lo ideal. Entonces, ¿cuándo sí conviene firmar? Monteleone explica: “Para firmar exclusividad con una agencia tiene que ser reconocida, con contactos en Argentina y en el exterior, para poder viajar a trabajar allá. Además, hay que pedir un período de prueba para ver si te gusta cómo es y que la agencia vea cómo sos vos”.
De todas formas, Monteleone tiene su propia agencia llamada Id Models, por lo que entiende lo que es estar del otro lado: “A veces es muy difícil decirle a una chica: ‘yo te voy a dar trabajo’, porque es tan subjetivo y depende de la actitud, la puntualidad, la profesionalidad, que asegurarlo es muy arriesgado”.
Camila Benzema, de Visage, explica el por qué de la comisión: “Se cobra cierta comisión porque la función de la agencia es conseguir trabajo”. Sin embargo, critica los contratos de exclusividad: “No le permiten a la modelo hacer por su lado, de manera free, otros trabajos u oportunidades”. En conclusión, a la hora de firmar, lo importante son las cláusulas y de qué agencia se trata. Es importante analizar si vale la exclusividad o no y hacia dónde se quiera apuntar la carrera: hacia el mercado nacional o al internacional.
5. “Es un trabajo muy sencillo, muy fácil”
El mito de que la modelo sólo tiene que posar es usual para las personas ajenas al mundo del modelaje. Para los de afuera, el trabajo de modelo no es más que estar parada y hacer caras bonitas. Ante este mito, Gabriela Sansanelli dice: “No es lo mismo sacarte unas fotos con amigos que ser la percha de una marca y lucir cada cosa como la mejor prenda del mundo, aunque no te guste como te queda, no sea tu estilo, tengas un mal día o lo que sea”. A los haters, la modelo “los invitaría a una sesión de fotos para que puedan comprobar que no es sólo posar y/o sonreír. Hay muchísimo trabajo detrás”. Sofía Ratón, por su parte, se enojaba mucho ante esta situación pero con el tiempo entendió que es una profesión llena de prejuicios. “Sólo los que nos dedicamos a esto sabemos el sacrificio y la formación que requiere vivir de nuestra imagen”.
Monteleone también rechaza esta idea: “Lleva mucho esfuerzo físico el trabajo de una modelo. Estamos con taco aguja 8 horas seguidas, paradas y después vienen los dolores de cintura y los calambres, te hacen peinados y a veces te queman el pelo o te duele la cabeza porque son muy tirantes, los maquillajes te dan un sarpullido tremendo. Además, tenés que viajar y a veces te ponen las agendas muy apretadas y tenés que estar a las corridas, estar divina y no tener ojeras…”
El modelaje, como todas las profesiones, tiene ventajas y desventajas, pero las cuatro modelos entrevistadas son apasionadas de su trabajo y no lo cambiarían. “Vivo de trabajar como modelo y me mantuve todos estos años con mi trabajo. Por suerte es una carrera muy linda; hice muchos desfiles, gráficas, catálogos, comerciales de televisión y viajé por muchos lugares”, dice Carina Monteleone.
Sofía Ratón tampoco duda de su elección: “Es una profesión llena de desafíos pero la volvería a elegir mil veces más. La satisfacción de representar a una marca arriba de la pasarela, ser su imagen o de enseñar a otras personas, hace que lo valga todo”.
Este mundo está lleno de experiencias para brindar. Todos los perfiles, cuerpos y estilos son bienvenidos en esta nueva era de la profesión que, acompañando a la evolución y deconstrucción, permite hoy estar un paso más cerca de la realidad y la diversidad. “Tengan confianza si realmente es lo que quieren hacer. Es necesario formarse y adquirir conocimientos”, dice Gabriela Sansanelli. “Sean auténticas y nunca dejen de trabajar en ustedes mismas. La actitud y la seguridad son la clave del éxito”, aconseja Sofía Ratón.