Por Mía Yelpez
El mundo está de luto por la muerte, a sus 88 años, del papa Francisco. El Santo Padre de la Iglesia católica, primero de origen latinoamericano, falleció ayer a las 7.35 de la mañana (2.35 horas local) como consecuencia de un derrame cerebral, coma y colapso cardiovascular irreversible. Así se cerró un periodo de doce años de papado.
“Renovemos nuestra esperanza y nuestra confianza en los demás, incluso en quienes son diferentes a nosotros o vienen de tierras ajenas, trayendo costumbres, formas de vida e ideas desconocidas. Porque todos somos hijos de Dios“, había dicho Francisco el domingo de Resurrección durante el tradicional mensaje de Pascua, en lo que sería su última aparición pública: menos de 24 horas después, el Vaticano anunciaba su fallecimiento. El Papa había sido dado de alta el 23 de marzo tras haber estado internado durante 37 días por una neumonía bilateral y complicaciones respiratorias. En el último año había sido hospitalizado en varias oportunidades que daban a entender el complejo cuadro de salud que padecía.
Desde su elección como sucesor de Benedicto XVI, el 13 de marzo de 2013, fue el primer Papa ecologista y el primero en acoger a los homosexuales. En ese momento la imagen de la Iglesia se encontraba dañada tras la sucesión de escándalos de corrupción, abusos y conflictos internos. Fue por eso que Francisco impulsó una serie de reformas que transformaron la estructura del Vaticano, la gestión financiera y el rol de la mujer dentro de la institución. Además, se mostró a favor de la inclusión. Por un lado, buscó descentralizar el poder en la Iglesia dándole más protagonismo a las iglesias locales, permitiendo que laicos, incluso mujeres, dirijan ministerios del Vaticano y aceptando que comulguen los católicos divorciados.

El escándalo de abusos sexuales fue de los mayores desafíos para la Iglesia. El Papa reforzó las normas con la publicación de “Tolerancia cero ante los abusos” y prometió “no escatimar esfuerzos” para llevar ante la justicia a los sacerdotes abusadores y a aquellos obispos que encubrían sus crímenes. Expulsó a muchos sacerdotes por ese tema, creó una comisión de consulta para la protección de menores y organizó una cumbre sin precedentes, en 2019, que llevó a la supresión del secreto pontificio en casos de abusos sexuales del clero y la obligación de los religiosos de reportar casos de su jerarquía.
Si bien el Papa mantuvo la tradición católica y se opuso al ordenamiento de mujeres como sacerdotes con el argumento de que es “un problema teológico”, permitió que por primera vez las mujeres tuvieran la posibilidad de dirigir algunas áreas de la Santa Sede. Fue el primero en nombrar a una mujer al frente de una oficina administrativa en el Vaticano, y a su vez, se incluyeron mujeres en el organismo de setenta miembros que selecciona a los obispos y en el consejo de quince miembros que supervisa las finanzas vaticanas.

Según Francisco, “la Iglesia no tiene las puertas cerradas a nadie y no debe cometer una injerencia espiritual en la vida personal, porque Dios en la creación nos ha hecho libres”. Incluso se mostró abierto a las uniones civiles entre personas del mismo sexo, bendiciendo a parejas homosexuales y a todas las personas de la comunidad LGBT, de las que afirmó que tienen derecho a formar una familia. Esto significó un quiebre grande considerando que su antecesor, Benedicto XVI, sostenía que había “un mal moral intrínseco” en las personas homosexuales.
“HAGAN LÍO”
“Hagan lío” fue una de sus frases más emblemáticas y significativas. La dijo en Río de Janeiro durante una de sus primeras intervenciones frente a la juventud mundial. “Hagan lío, cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos, que son los ancianos y los jóvenes, y no licúen la fe”, completó aquella vez. Su mensaje no fue solamente una invitación a la juventud para que no se quedara callada, sino una exhortación a que la Iglesia dejara de ser una institución centrada solo en lo cómodo y lo institucional para ser un organismo vivo, dinámico y comprometido con la sociedad. Es que Francisco dedicó su vida entera al servicio del Señor y su Iglesia, enseñando el valor del evangelio con fidelidad, valor y amor universal, especialmente a favor de los más pobres y marginados.
La Santa Sede prevé trasladar el cuerpo el miércoles a San Pedro para los que deseen darle el último adiós. Su pedido fue ser enterrado en una tumba sencilla en el suelo de la Basílica de Santa María, la mayor en Roma. Será el primer pontífice en más de un siglo en ser enterrado fuera del Vaticano.