Por Camila De León Belloc
Con el pasar de los años son cada vez más las series y películas que incluyen entre sus personajes personas del colectivo LGBTIQ+. Hace 20 años, éstos ocupaban roles pequeños que acompañaban la historia principal y representaban únicamente a la comunidad gay y, en muy pocos casos, a lesbianas. Hoy en día, en cambio, se suman muchas otras orientaciones e identidades sexuales, como la bisexualidad, la asexualidad y las transexualidad, se incluyen sus historias, conflictos y miradas. Pero, ¿cómo están representadxs?
“A la hora de contar la historia de personas LGBT+, hay que investigar cómo es la vida de ellos/as/es, qué problemas tienen en una sociedad que discrimina y qué situaciones se les pueden presentar; ver cómo hacen los actores y actrices con todos los personajes”, expresa María Rachid, integrante de la Federación Argentina LGBT, respecto de los recursos disponibles para evitar la repetición y reproducción sistemática de estereotipos de cómo deberían ser las vidas y relaciones de los integrantes de la comunidad. Por ejemplo, el pensamiento o la concepción social de que todos los gays son afeminados y todas las lesbianas son “marimachos” o que todxs atraviesan el proceso de descubrimiento y aceptación de su identidad de una misma manera lineal.
Así, en programas y series televisivos se pasó de personajes delineados con poca profundidad, a que en la mayoría de los casos estén basados en los conflictos internos y externos vinculados con su sexualidad. “Poco a poco, en las historias, estos personajes tienen que contarse sin etiquetarlos. No tiene que decirse que hay una pareja gay, sino que se muestre una pareja que está contando una historia de amor, de encuentro y desencuentro, sin importar de qué sexo son sus protagonistas”, considera Claudio Lacelli, guionista de “Simona” y “Argentina Tierra de Amor y Venganza”, entre otras novelas de la televisión argentina.
Si bien la forma en la que estos personajes están representados no siempre es correcta, su presencia es importante. “Para todas las personas, pero especialmente para niñes y adolescentes, ver reflejada la diversidad en el arte, en el cine y en la tele sirve para poder forjar y construir su propia historia, su propia identidad. Para poder elegir basándose en lo que une siente o quiere para su vida, tiene que tener referencias ricas en diversidad”, concluye Rachid.
“A los gays se nos ve como a personas extrañas, aún hoy. Ya no debería ser novedad ni siquiera ocupar espacios de debate, sino que debería ser algo habitual y normal, como cualquier otra historia. En ese aspecto, seguimos atrasados”, analiza Lacelli. En este sentido, la difusión o inclusión de personajes de las diversas identidades sexogenéricas en programas de ficción permite que quienes no son parte de la comunidad LGBT entiendan realidades fuera de la propia, que estos temas dejen de ser tabú y, tal vez, desde esa comprensión, se logre disminuir la discriminación y promover la normalización de las diferentes sexualidades, creando una sociedad más inclusiva.
Si bien se debe celebrar el progreso que hubo en los últimos años en las series, novelas y programas de ficción con respecto a las diversidades, sigue persistiendo una deuda en el tipo de narrativas y la posición que se le da a estos personajes dentro de las historias. Liberarse de los prejuicios y estereotipos es un proceso lento y largo, pero necesario para mejorar como sociedad.