Por L. Distefano, A. Castro, M. Blanco, T. Zwanck y Á. Arrouzet
El 1° de abril, cien trabajadores de Revista Pronto fueron despedidos sin justificación alguna, ya que era la revista con mayor cantidad de ventas. Pese a que el Estado dictó la conciliación obligatoria, quince días después los dueños decidieron ignorar la resolución del Gobierno. “Nos dieron de baja los aportes patronales en la AFIP y las obras sociales en medio de una pandemia”, denunció Matías Ayrala, quien hacía 12 años trabajaba como redactor en la empresa.
“El Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) es muy importante. Nos sentimos muy respaldados por ellos, estuvieron hablando con el Ministerio de Trabajo y ayudan en todo lo que pueden”, agregó Ayrala. SiPreBa comenzó a funcionar en 2015 como una alternativa a la cuestionada Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA), y con el paso de los años se convirtió en el organismo más representativo. Sin embargo, Mariano Caruso, miembro de la Comisión Directiva del sindicato, informó que no son ellos quienes negocian los salarios con el Ministerio de Trabajo: “La última paritaria que firmó la UTPBA fue por un aumento salarial de un 15 por ciento cuando la inflación llegó al 53 por ciento”.
La situación de los empleados de Pronto no hace más que recordar la dramática experiencia vivida hace un año en el diario Clarín, parte del grupo empresarial de medios más importante del país, cuando 65 personas de varias áreas periodísticas (redactores, fotógrafos, editores) fueron cesanteadas de sus puestos. El propio diario, cuatro días antes, había publicado una nota en la cual informaba el plan de “rediseñar la redacción” con el objetivo de acelerar la transformación digital.
Rubén Digilio, uno de los reporteros gráficos más reconocidos a nivel nacional, trabajó durante 21 años en el multimedio. Sin embargo, aquella mañana del 17 de abril de 2019 su trayectoria se vio menospreciada. “Un colega me mandó un mensaje contándome que estaba todo el edificio de Clarín vallado, te preguntaban el nombre y apellido para decirte si podías entrar o no. Ahí me di cuenta de que ya no tenía trabajo”, detalló Digilio antes de apuntar contra las autoridades estatales y del diario: “Los directivos no dieron la cara, y el Gobierno tampoco”.
Este hecho no fue aislado, sino que se trató de un modus operandi durante el período macrista. Los medios radiales, gráficos y de televisión sufrieron la mayor crisis desde la vuelta a la democracia. “El número de despidos en los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri fue de 4.500, que es una barbaridad, ya que en nuestro ‘universo’ hay aproximadamente 10 mil periodistas”, reflejó Caruso, visibilizando de paso el desamparo político del rubro comunicacional. Además, sostuvo que a medida que aumente el desempleo, las remuneraciones serán más bajas.
Los dueños e inversores de los principales conglomerados mediáticos provocan esta contagiosa ola de despidos reduciendo costos y priorizando el aumento de ganancias por sobre la ética de la información. Del otro lado, los trabajadores se organizan para defender sus derechos.