Por C. Pibouleau, M. B. Dure, J. Herrera, L. Villa, S. Espinosa y C. Frasso

El 11 de marzo de 2008, Martín Lousteau, entonces ministro de Economía de Cristina Kirchner, anunció un sistema de retenciones móviles para el sector agropecuario.

Aquella resolución generó un conflicto que duró tres meses, con cortes de rutas y una sociedad pendiente de la pelea campo-Gobierno. Sin dudas, marcó un antes y un después en la política argentina y fue, para muchos, el comienzo de “la grieta”.

Diez años después, Publicable recaba una serie de testimonios entre los protagonistas de ese momento, que brindaron detalles acerca de ese crucial conflicto político.

* Alfredo De Ángelis, senador Nacional y ex dirigente ruralista de la Federación Agraria Argentina de la provincia de Entre Ríos.

-El clima que se vivió previo a la votación de la resolución 125 fue uno al que los argentinos no estábamos acostumbrados. Creo que en esos momentos nació la grieta, porque mucha gente no entendía lo que significaban las retenciones para el sector agropecuario. Las retenciones son el método más anti federal que hay, porque para eso están los impuestos a la ganancia que son legales y lo más justo para todos. Las retenciones son injustas porque cobran lo mismo al productor mas allá de que haya tenido este una buena o mala cosecha; más que un impuesto, son como una confiscación. No está bien cobrar igual retención a un productor que está a 50 kilómetros de Rosario que a uno que está a 700. Sinceramente, fue un clima muy duro, pero el debate se dio en el ámbito donde se tenía que dar, que es en el Congreso de la Nación.

-En lo personal, tuve la intuición de que si a Cobos le tocaba desempatar, iba a hacerlo en contra del proyecto que venía del Ejecutivo. Fue histórico, una lección cívica para muchos argentinos a los que llevó a entender el valor del debate por las políticas públicas que se lleva a cabo en el Congreso.

-Tampoco olvido el momento en que me detuvieron, esas cinco o seis fueron muy duras no por el hecho en sí mismo sino por no saber qué decir al salir, eso para mí fue muy tremendo. Podríamos haber dicho “No nos vamos de la ruta” o “Volvamos cada uno a su casa y retomemos el diálogo, que fue lo que hicimos.

-Fue un conflicto innecesario. Yo nunca más volvería a un corte de ruta, pero cuando hay un Gobierno que no escucha, cuando hay un Gobierno con soberbia y egoísmo, no queda otra opción. En ese tiempo no había diálogo y subestimaron a la gente del campo, porque no somos muchos pero estamos atomizados

-Hoy en día veo bien el sector agropecuario. Más allá de las sequías y de las lluvias, hay futuro porque se están abriendo los mercados. Se está negociando con muchas partes del mundo y los productores ganaderos. Todos sabemos que el mundo quiere aliento argentino, así que tenemos que hacer muy bien los deberes en la parte sanitaria, que es algo que se nos está exigiendo mucho. Nos tenemos que poner a trabajar con responsabilidad.

-Con los cortes de rutas salimos de las tranqueras, cosa que no hacíamos desde hacía mucho, para reclamar por lo que nosotros pensábamos que era injusto, y ahí empezó la grieta entre los argentinos. Por eso destaco la gravedad de que hoy en día mucha gente siga sin saber las consecuencias que traen las retenciones. Todos los pueblos de Santa Fe y Córdoba que tienen fábricas de maquinarias agrícolas, cuando al campo le va bien generan empleo; pero si se le saca ese dinero, el productor puede comprar ni una sembradora o un tractor, es decir que esos pueblos, que son industrialistas, no pueden industrializar.

* Vilma Ripoll, dirigente del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST). 

-Los días previos a la votación de la 125 reflejaron una pelea contra el error de una política del Gobierno de Cristina que era injustamente para todos por igual; es decir, para el que tiene alrededor de 50 hectáreas (HA) de cualquier cultivo igual que para los sectores de la pampa húmeda que tienen mil, dos mil o hasta tres mil hectáreas de tierra. Nosotros acompañamos el sector de los pequeños y medianos productores, que eran los que estaban siendo más castigados por esta resolución; participamos en los cortes. Había mucha bronca no solo entre los pequeños productores sino en todos los pueblos donde la gente depende de esta actividad económica y sus derivados.

-El discurso que el ex vicepresidente Julio Cobos dio previo a su voto lo vi por televisión; la verdad es que no tenía ninguna certeza respecto de qué podía llegar a suceder. Pero creo que el ex vicepresidente vio el sentimiento de toda esa gente afectada por la medida, algo que Cristina no vio. Si ella hubiese diferenciado las retenciones, para los pequeños y medianos productores unas y para los grandes pooles y cerealeras otras, quizás habría obtenido la misma ganancia y no perdía como perdió. Pero lamentablemente se plantó, se obsesionó y llegó a tensar la situación al máximo, hasta la definición de Cobos. Fue un momento de incertidumbre total.

-El famoso “no positivo” fue una fiesta, pero los pequeños productores tenían otros reclamos además de que les bajaran las retenciones y Cristina sostuvo su política de atacarlos, aislarlos y “cobrárselas” de otras maneras, lo que llevó a que los pooles de siembra se quedaran con gran parte del territorio. Ahora son ellos los dueños de grandes extensiones y los demás tuvieron que quebrar. Hay productores de fruta, algodón, soja, maíz, etcétera, que tienen pequeños y medianos territorios y pasan por una situación re desventajosa, porque encima les pagan muy poca plata por su producción.

* Franco Epelua, hijo de Juan José Epelua, dueño de camiones de hacienda y cereal. 

-Los días previos a la votación de la resolución 125 fueron muy tensos. Cuando se vio que no había mucha intensión de charla o de frenar la ley, de llegar a un “arreglo” que no perjudicara tanto a los pequeños y medianos, se tomó la decisión de hacer un paro total, cortando las rutas y sin actividad en el campo. Estaban los que pasaban el día ahí, en las rutas; los que iban cuando podían, y los que estaban en contra de la medida adoptada. En nuestro caso, íbamos cuando podíamos porque teníamos que seguir con nuestra actividad, cosa que era difícil porque estaban los “fanáticos” del paro que a veces, por estar trabajando y no de paro, te cruzaban en los caminos, te abrían las cargas y las tiraban al piso. También nos enteramos de camiones prendidos fuego. En lo personal tuvimos suerte porque nunca nos pasó nada. A veces el paro no era total, se dejaba un carril libre y se frenaban los autos para invitarlos a escuchar el porqué de la medida de fuerza.

-Sobre el discurso de Cobos no me acuerdo mucho porque no pude seguirlo en vivo. Me enteré lo del voto no positivo al rato de haber llegado a mi casa. Fue algo que no esperaba porque Cobos estaba, supuestamente, con el partido que ponía en juego la ley, pero su sentido común hizo que votara como persona y no como político. Implicó un festejo grande y un apoyo al campo para seguir invirtiendo y produciendo. Después de este veredicto se levantó todo lo armado en las rutas y se arrancó, de vuelta, a ponerse al día con las actividades dejadas de lado con la medida de fuerza.

* Ricardo Jorge Hogg, dueño de un campo en la zona de Lezama.

-Lo previo a la votación de la ley 125 fue algo único: la sensación de unión del sector, un contagio silencioso de fuerzas y gran esperanza en que se iba a hacer justicia.

El momento previo al voto del vicepresidente Cobos fue de lo más estresante; y sobre todo lo fue el hecho de que su voto no resultara claro, tuvo que explicarse. Mi reacción luego del famoso “no positivo” fue de alivio. A partir de ahí empezó otra historia para el sector agropecuario y agrícola, gracias a Dios.