Por Wanda Olivera @Wan_olivera

Desde que la red social Instagram fue lanzada, en octubre de 2010, además de poder postear fotos, contaba con una herramienta para subir vídeos de hasta 15 segundos. Varios artistas la aprovecharon como medio para mostrar sus talentos y habilidades. Y algunos de ellos tuvieron la suerte de que hacerlo no redundara sólo en un hobbie, sino en el comienzo de su carrera profesional.

Mucha gente utilizaba esos 15 segundos para grabarse cantando, bailando o haciendo monólogos. Pero el tiempo determinado se les hacía muy corto. Entonces, luego de varias críticas y pedidos por parte de los usuarios, en 2016 la aplicación presentó su versión 4.0, que extendía el tiempo límite para los vídeos: ahora podrían durar hasta un minuto. En esa actualización fue incluida también la herramienta de estabilización de imagen.

Una de las personas que sacó beneficios de Instagram es Ivan (@Ivocovers), que hoy cuenta con más de 27 mil seguidores. El joven comenzó jugando, filmándose mientras cantaba, un hobbie del que sólo estaban enterados sus más conocidos. “Subía covers de canciones que solo veían mis amigos y me copaba porque yo estaba haciendo lo que me gustaba y ellos lo disfrutaban. De a poco se fue sumando más gente. Me comentaban los videos, los compartían y me pedían canciones, y yo feliz, obvio”, dijo el cantante. Y agregó: “Gracias a esto hoy tengo varias oportunidades de trabajo, me llaman para tocar en bares y para mí es un golazo porque me pagan por hacer lo que me gusta, que es un poco el sueño de todos. Siento que fue una gran vía para darme a conocer, y lo hice casi sin querer”.

A esto se suman las marcas que buscan crear una publicidad diferente, que su producto llegue a personas “comunes” a través de otras personas “comunes” como son los llamados “influencers”. Sus recomendaciones suelen ser recibidas con confianza porque la gente se siente más identificada con alguien que se muestra como un par que con un famoso.

Existen tres formas de generar esta publicidad. En primer lugar las marcas envían sus productos a los influencers esperando su aprobación; hay quienes realmente los disfrutan y los sugieren a sus seguidores “de onda”. Como segunda opción se usa el canje: las marcas envían sus productos como regalo, a cambio de ser recomendadas. La tercera forma es paga. Basándose en la cantidad de seguidores, el alcance y los niveles de actividad e interacción, la marca elige quién la va a publicitar. Un influencer con 2 millones de seguidores puede llegar a cobrar 5 mil dólares por un post; lo mismo uno que ronde los 500 mil y sepa cómo generar un contenido original.

Yamila (@yamisafdie) es una de las jóvenes que notó el cambio, quiso intentar y obtuvo buenos resultados: “La verdad es que saqué la idea de otros instagramers. Veía comediantes como Grego Rosello mostrar su trabajo y pensé que los músicos podríamos hacer lo mismo”. Actualmente cuenta con 155 mil seguidores en su cuenta, en la que hace covers de géneros que van desde el soul hasta la cumbia, todo con su ukelele, lo que les da un sonido totalmente distinto al de las versiones originales.

El crecimiento de los seguidores fue bastante progresivo. De a poquito se iba sumando gente, con comentarios lindos o pidiendo temas. Igualmente hubo un par de momentos clave. El primero fue con el tema ‘Despacito’, que llegó a las 5 mil reproducciones. Yo no lo podía creer. Más adelante, cuando compartí un pedacito de mi tema original ‘Tan fuerte’, que se viralizó muchísimo. De entrada se me empezaron a abrir puertas, creo que todo lo que llevo logrado es gracias a esto. Pasé por varios programas de TV y radio y me empezaron a contratar para tocar en bares, boliches, eventos… Ya más recientemente empecé a trabajar con mi productor en shows con venta de entradas, y lo más lindo es que los que me ven por Instagram también quieren verme en vivo”.

 

Lejos de la competencia, muchos de estos Instagramers se juntan a hacer música y se ayudan entre sí para difundir lo que hacen. “Se fue armando una red de artistas hermosa, hice contactos muy valiosos. Gracias a gente que conocí por Instagram me fue posible producir mi último videoclip, lo que es una locura. Todo esto sin contar los trabajos de influencer, que son muchos y representan un ingreso que me permite seguir financiando mi música”, explicó Yamila, a quien como último logro contactaron de Club Media para actuar en un musical en el Teatro Ópera.

A varios artistas se les abrieron nuevas puertas mediante la aplicación, lograron llegar a un público que luego se convirtió en admirador de su arte. Cada vez son más los que se suman a esta nueva metodología, e Instagram dejó de ser solo una red social para convertirse también en un medio de búsqueda de talentos.