Por C. Cebrero, A. Iglesias, A. Fernández Mallo y M. Risiglione

Una de las formas más visibles y eficaces de hacer campaña de cara a las elecciones son las pintadas en distintos rincones del país. Si bien es costumbre toparse con muchas de ellas en los meses previos a visitar las urnas, es poca la información sobre cómo, cuándo y quiénes las realizan.

Liliana Graciela Comesaña, muralista de la Cuadrilla del Arte de Avellaneda, pinta por vocación. ”Me presenté a un concurso de murales convocado por el municipio de Avellaneda. El reglamento indicaba que la pintada debía representar al municipio sin hacer referencia a consignas políticas ni religiosas”, explicó. Y agregó: “Ingresé a la cuadrilla porque gustó el mural que pinté junto a una amiga. El intendente Jorge Ferraresi, por la repercusión que tuvo la convocatoria, preguntó si había gente interesada en trabajar para él. Dejé mi currículum y a los tres meses me llamaron”.

Respecto de las elecciones, comentó que a lo largo de su carrera ha pintado junto a compañeros un mural con la imagen de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, otros en torno a Juan Domingo Perón y uno que hace alusión a la memoria. Pero este año, afirmó, no ha pintado ningún contenido relacionado con las elecciones: “Las pintadas varían según las órdenes que vienen de arriba. Si nos dan vía libre, me encanta pintar paisajes. Pero si tengo que contar la historia de un lugar, me informo de muchas maneras para presentar el boceto y esperar que me lo aprueben. Una vez que está aprobado, empezamos con el mural”.

Bruno José Bozzano es muralista de La Cámpora. Consultado por lo que representa una pintada, aseguró: “Es una forma de apropiarse del espacio público, de visibilizar y masificar consignas”. Para Bozzano, se trata de una tarea donde la claridad es esencial: “Para que una pintada esté bien hecha debe estar prolija. El mensaje que se quiere transmitir tiene que poder entenderse a la distancia y, por eso, también es importante que no estén sobrecargadas de información”. Como consejo a quienes quieran incursionar en esta disciplina, Bozzano aseguró que “es fácil y una buena forma de interpelar a les transeúntes”.

Juan Domingo, por su parte, es pintor por herencia. Su padre hacía pintadas desde 1984: “Siempre estuve metido entre tachos y pinceles, hasta que se convirtió en mi trabajo”, recordó. Entre sus temáticas más frecuentes se destacan las pintadas sindicales, futboleras y hasta mensajes de amor. Pero no se mete en la competencia con otros muralistas: “No me dedico a tapar murales. Si mi laburo es tapar el trabajo de otro, no lo acepto”.

Para hacer un trabajo suelen salir entre cuatro y cinco personas en una camioneta. Desde la organización le indican cuáles son las paredes que tienen disponibles y cada uno hace su parte: “Uno maneja, el otro blanquea la pared, atrás vengo yo haciendo las letras y sombras, y el último hace el relleno de la letra. Es un trabajo en equipo”. Cuando de política se trata, sólo toma trabajos que sigan una línea peronista: “¿Vos te imaginás lo que sería pintar un ‘Macri Presidente’ y firmarlo como Juan Domingo?