Por C. Hernández Brondo y A. Longhi

El stand up tiene esa cosa caliente de risa en vivo. Cuanto más junto estaba el público, para nosotros mejor era”, dice el comediante Fernando Sanjiao sobre los shows antes de la pandemia de coronavirus que obligó a cerrar todas las salas teatrales del país.

Mucho, el stand up musical que hace el comediante junto a Malena Guinzburg, Pablo Fábregas y Diego Scott, tuvo que suspender su gira física y hacer una “digital”. “Teníamos el show grabado. Entonces hicimos una previa y después un post show como en las giras, cuando al final nos encontrábamos con la gente en la puerta. Para eso armamos una videollamada con los cien primeros que compraran la entrada. Hicimos tres o cuatro funciones así que funcionaron muy bien. Fue una manera de buscarle una vuelta”, cuenta.

Fernando Sanjiao

Sanjiao, quien tiene un especial en Netflix (Hombre) y es parte del programa radial Ruleta Rusa de la Rock & Pop, explica que muchos comediantes durante la cuarentena están haciendo shows online o la gorra. “Hay que jugar con esto de que lamentablemente en Zoom y otras plataformas no podemos escuchar al público y su risa. Los comediantes tienen que adaptarse a hacer el chiste y posiblemente no escuchar risas, dejar ese hueco y seguir contando lo que hay que contar. Es un gran desafío para todos adaptar la comedia a formato digital”, sostiene.

El comediante agrega: “Hice presentaciones en eventos privados para algunas empresas, y creo que la mejor manera de hacerlas es por diapositivas. Es un contexto más adverso porque el stand up es una charla con el público y acá el público está silenciado”. Para Sanjiao es difícil hablar de medidas a futuro. “No tenemos control de lo que va a pasar, no sabemos. Creo que si seguimos los ejemplos de otros países, los teatros van a reabrir con distanciamiento social. Hay que ver cómo resulta eso para nuestro tipo de shows”, señala.

Por su parte, la comediante de stand up Irupé Perasso expresa su malestar ante las medidas que se tomaron para esta pandemia: “Deberían subsidiar a los teatros y quitar los seguros de sala. Tomar todas las medidas de sanidad y ponerle mucho amor y garra. Volver a apostar al teatro en vivo va a tomar tiempo, pero no nos rendimos”. Perasso es licenciada en Actuación, profesora de teatro, modelo, transformista y se autoproclama “payamédica”.

Irupé Perasso en uno de sus shows previos a la pandemia

Las redes sociales fueron de gran ayuda para la actriz, que tuvo que aprender a usarlas a favor. En su Instagram hace vivos todas las noches con juegos y trivias, entre otros recursos. Además, con otro comediante armó un show vía Zoom que hacen cada dos semanas. Es gratuito, pero dada la extensión de la cuarentena están evaluando hacerlo a la gorra. “Mi motivación principalmente fue acompañar”, cuenta Perasso, y agrega que “los artistas no son considerados trabajadores esenciales, sin embargo acompañan a mucha gente, ayudando a levantar el ánimo”. Al igual que Sanjiao, la docente coincide en que “el stand up tuvo que adaptarse y aprender a funcionar a la distancia sin devolución de risa inmediata”.

El comediante Tomás Quintín, en tanto, cuenta cómo se las ingenia para generar contenido desde las redes sociales: “(El escritor) Fabián Casas dice que cuando las papas queman apelamos al combustible que cargamos en la infancia. Y yo jugué mucho, actué, me disfracé, escapé bastante de la realidad a través de ficciones. Así que acá estoy. Armando videos, haciendo vivos de Instagram, podcasts, escribiendo, conectándome con la realidad lo justo y necesario”.

Tomás Quintín sube videos humorísticos a sus redes sociales.

Quintín, quien hacía el show La violencia de la ternura, trabaja en la radio Futurock y es guionista en la plataforma AFA Play, analiza la situación del teatro en general: “Tengo amigos que están haciendo teatro online. Hay hasta una sala con aplausos después de la función. No es la mejor de las formas, pero es la que tenemos. Quizás no se llame teatro, pero después de cuatro meses es necesario salir adelante con creatividad y aprender a jugar con nuevas herramientas. No está mal perder el control de las cosas, descolocarnos o volver a construirnos y mostrar cosas nuevas. A la vuelta volveremos con todo al ritual, a los cuerpos, a la mirada”.