Por Francisco Declich

Chechu, como le dicen desde siempre, es creadora de contenido para adultos hace más de tres años y en este tiempo consiguió llegar a plataformas como PornHub y Xvideos con sus consejos sexuales. Entre sus videos más populares se destacan unos en los que explica cómo tocar a una mujer o cómo provocar el orgasmo con penetración. Primero desarrolla la teoría y luego practica con su pareja. Así formó una comunidad, integrada por personas que aprenden con ella y además se excitan viéndola disfrutar.

Una gran parte de tu contenido se basa en mostrarte como sos.
―Sí, siempre le digo a la gente que lo que ven en la cámara es 100 por ciento yo. No hay nada que sienta que no me represente. Desde mis risas, mis chistes, mis palabras, mis gestos, todo es absolutamente mío. Puedo dejar algo afuera si estoy triste, o algo que sienta que no me favorezca tanto, pero también me van a ver pasando vergüenza. Todo lo que está ahí es genuino, y me parece que eso es clave, porque rompe con la ficción que es la pornografía, y que la gente ignora que es ficción. A partir de esta referencia real, podés empezar a diferenciar que el resto del contenido no lo es.

Aunque tengas un público femenino gigante, tus principales viewers son los chicos, y para mantenerlos mirándote, después de hablar diez minutos en un video que subís a alguna de estas plataformas, tenés que tener sexo. ¿No podrías tener un video en el que des tus consejos y después termine?
―Como poder, puedo, pero a mí también me gusta. Me genera un disfrute y fue por eso que prendimos por primera vez la cámara, me gusta que me vean. También me gusta armar el momento sexual, compartirlo y que otros lo disfruten. Es inusual esto que pasa de que la gente me escuche hablar diez minutos. A mí me dicen “es la primera vez que no adelanto un video”, y ya eso me parece único. Para hacer algo así me podría ver más en algún lugar como YouTube. Además, no me siento obligada a tener sexo en los videos, soy una afortunada, porque soy de las pocas personas que pueden decir que desean su trabajo. Encima lo vivo como un proyecto personal. En MyBadReputation se compilan un montón de cosas que han sido una búsqueda durante toda mi vida. Si esto me diera cero pesos, lo haría igual.

¿Tu contenido para adultos es feminista?
―No lo considero feminista porque no lo hago desde ese lugar, más allá de que puedo militar el feminismo, o lo puedo practicar en la vida. Sí hay gente que lo entiende así, pero yo tengo el foco puesto en que el mensaje llegue y sea lo más popular posible. Por eso no uso lenguaje inclusivo y me refiero a “las personas que ven este video”, porque siento que puede limitarme a la hora de llegar a la gente, y la idea es que no. Igualmente, seguro que hay una data que es compatible con los valores del feminismo.

El hecho de que te comuniques tanto con las chicas se puede interpretar como algo muy sororo.
―Sí, total. Siento que hace falta alguien que se dirija a las mujeres, y también a los hombres pasándoles data, desde un lugar de amiga, de dar un consejo. Trato de ahorrar en las parejas los momentos incómodos. Y sí, todo lo trabajamos poniendo el foco en que sea mi voz, la voz de una mujer, hablando desde su placer, su experiencia, su mirada, algo que me parece que hacía falta en las plataformas.

A esto le sumás el fomento del diálogo durante el sexo, el “cualquier cosa, preguntá”. Y al mismo tiempo, vos lo hacés en los videos con tu pareja. ¿Cómo nació esa idea de mezclarlo?
―En realidad es así como nosotros lo llevamos a la práctica en nuestra vida sexual. Con mi pareja tengo mucho diálogo en la cama. Y tengo toda una búsqueda en mis relaciones de algo que a mí me funcione y me sienta cómoda, que concluyó en que ante todas las dificultades que pueda tener, la solución es hablarlo. En un principio puede ser incómodo, pero es una cuestión de acostumbrarse.

En tu canal hubo un cambio de contenido, que fue acompañado de un cambio de estética y un cambio físico en vos, ¿cómo fue este proceso?
―Es una transición muy personal y no está tan relacionado con los videos. Fue un punto de quiebre en el que cambié mucho, después de dos años que estuve de viaje en Colombia y Venezuela y viví sin mi pareja por seis meses, fue en ese reencuentro que hubo un cambio de energías. Yo tenía rastas, después me las corté, y todo se volvió un poco más genuino. Él estaba con una cámara nueva, y yo, probándola, empecé a hablar sucio, pero en español. Lo hicimos así, él lo subtituló y a la gente le encantó, y entonces me di cuenta de que podía hablar en mi idioma. El cambio de contenido fue casi una necesidad. Nació a partir de una crítica que nos hicieron sobre un video en el que estábamos usando preservativo, y decidí hacer un tutorial en el que explicaba cómo usarlo, ¡y que me bardeen! El resto de los videos sobre si el tamaño importa o sobre orgasmo con penetración surgen a partir de la necesidad de respuestas de las personas, que me ven teniendo un orgasmo y quieren saber cómo lo consigo. Y en cuanto a la estética, siento que todo se fue acercando más a lo que soy yo y a lo que me representa. Que el video sea de día es un ejemplo de algo que acompaña muy positivamente.

En ese sentido, los “fuera de cámara” ayudan muchísimo a fortalecer el vínculo con la comunidad.
―Sí, re. En un principio, me pareció más importante que mi compa mostraba mucho los fails, humanizando, y blanqueando que no somos máquinas de sexo, que a veces no llego al orgasmo, él pierde la erección, etcétera. Durante el video tratamos de sostener el momento erótico, y al final tenemos este momento de romper con la ficción, en el que le recordamos a las personas que eso que vieron está editado por el bien de su masturbación. Nosotros, entendiendo la crítica que se le hace a la pornografía de que les enseña mal a las personas, nos damos cuenta de que ellas aprenden porque ignoran. La gente no sabe, hay una ignorancia muy grande, así que el hecho de pasar el contexto es súper nutritivo.

¿Te preocupa el alto consumo de porno en la sociedad?
―Me preocupa el alto consumo inconsciente e irresponsable. Lo que está pasando con la pornografía es similar a lo que sucede con las redes sociales. La gente no sabe bien lo que está consumiendo, no entiende que hay highlights, dinero por detrás, y es peligroso. La pornografía cuenta con una influencia tremenda que nace de un vacío muy grande de información acerca de la sexualidad. Mientras sea tabú, el consumo de porno va a ser inconsciente. Por eso tenemos esta distorsión sobre el tamaño de los penes o sobre la forma de la vulva, todo pasó por un casting. Las personas lo ignoran y salen a la vida esperando que les pasen las cosas del porno, y se van a frustrar cuando vean la realidad. Por eso hacemos énfasis en diferenciar la ficción.

¿Cómo es tu relación con la gran industria del porno?
―Con el tiempo, cuando me encuentro con el porno mainstream pienso que puede ser la fantasía de alguien el sexo grupal, el sexo duro o romántico. Puede gustarme o no, pero fuera de contexto, no sabés qué estás mirando. No sabés si esos actores dieron el consentimiento, no conocés el contrato y no hay mucha información. Obviamente los dueños de las productoras son hombres que trabajan para otros hombres, entonces lo que vemos ahí es un reflejo de la estructura social en la que vivimos, y la verdad mucho no me gusta. La llegada del amateur les ha jugado en contra a estas productoras, porque la gente tenía la necesidad de algo real.

Hablaste de que tenés relaciones con mujeres, con otros hombres y en grupo. ¿Está la idea de llevar eso al canal?
―Me encantaría, pero tendrían que ser relaciones que yo realmente esté deseando, y a la hora de colaborar, que haya una química previa, para mantener la esencia de lo genuino. Nosotros nos juntamos regularmente con otros creadores, y siento que en algún momento se puede dar, cuando esté la conexión. Ahora que lo pienso, hay otro elemento que es que yo tiro toda la carne al asador. Ventilo cómo me siento, qué me gusta, anécdotas de mi vida personal y otras cosas, y cada vez me quedan menos cosas. Si yo salgo con un chico que vio los videos, él me conoce mejor que yo. Por ahí soy más reservada con estas facetas de mi vida sexual, pero al ritmo que voy van a aparecer y yo voy a dar todo.

¿Cómo es andar por la calle y que te reconozcan?
―Me reconocen en todos lados, y distinto a lo que muchos puedan imaginar, la gente siempre se acercó con mucho respeto a mí y todo mi entorno siempre me cuida mucho. Y todo lo que me pueda pasar ya me había pasado antes de hacer pornografía. De hecho, siento que me acosan menos, porque la gente me reconoce y no se anima a decirme una guarangada. La gente se me acerca mucho en ese plan, muy respetuosa, me dicen cosas muy lindas, me saco fotos siempre, y nunca tuve una mala experiencia. Sé que hay colegas que sí.

¿Te intimida el paso del tiempo en tu cuerpo?
―En cuanto a mi trabajo, no. Me puede asustar como mujer, pero ni siquiera, porque siento que me falta. A la hora de crear contenido, hay público para todo, yo voy a ser MILF en algún momento. Cuando recién empecé pensé que no iba a haber un público para mí porque no tenía muchas tetas, y me enfoqué en una imagen de nicho, la de una chica con rastas y pelo en las axilas. Hoy, respecto de lo estético y el paso del tiempo, siento que el trabajo me dio más seguridad conmigo misma, porque lo que la gente está apreciando de mi contenido no nace de la hegemonía que sé que me acompaña, sino desde lo que digo y hago. De hecho, desde que hago esto de una forma más informativa, la gente dejó de hatear un montón. Se ve que ahora registran que hay una persona atrás.