Por Valentina Larrea, Noa Liberman, Iñaki Reche y Teo Helman
El acuerdo por la renegociación de la deuda externa bajo legislación extranjera generó todo tipo de críticas y opiniones en el seno de la política argentina. Especialistas en el tema se manifestaron a partir del anuncio del Gobierno Nacional y brindaron un panorama general de cara a fin de año. Martín Kalos, economista y docente, apostó por una visión optimista y se refirió al acuerdo con los acreedores privados como un punto fundamental para terminar con las incertidumbres, y dar cuenta de los recursos con los que se cuenta para comenzar a planificar un crecimiento en términos económicos.
A partir de este gran paso, que significa la salida del noveno default para la Argentina, el economista Lucas Llach aseguró que el acuerdo es “una condición imprescindible para crecer pero no garantiza nada”. Y agregó: “El trabajo que queda por delante es muy grande, porque es marginal su efecto de corto plazo sobre el problema fiscal, monetario y cambiario que, junto con la pandemia, son el cóctel de inestabilidad de la economía”. Con respecto al plan económico del gobierno, el ex vicepresidente del Banco Central y del Banco Nación remató: “Sería bueno que el Gobierno dé señales de estabilidad fiscal para el período de la pos pandemia y del rumbo económico general. En el mientras tanto, las empresas siguen cayendo y las personas se gastan sus ahorros. De todos modos, mientras la Argentina tenga cepo el crecimiento va a ser bajo”.
La cuarentena obligatoria que dictó el jefe de Estado se extendió hasta el 16 de agosto, a pesar de la recesión que sigue provocando una situación crítica para la mayoría de la población. Según datos de un informe de AFIP publicado en mayo, 18.546 pymes cerraron desde la llegada del coronavirus a la Argentina, en un período de solo dos meses. Esta cifra corresponde a la pérdida de 284.821 puestos de trabajo.
Según el jefe de la consultora Ecolatina, Matías Rajnerman, “el acuerdo con los acreedores extranjeros no sólo es importante por lo que genera sino por lo que evita”. Señaló que, de haber continuado el país en default, “el tipo de cambio paralelo se hubiese disparado y habrían quedado menos dólares en el mercado oficial”. Y explicó: “Como consecuencia, se hubiese obligado al Banco Central a tener que devaluar un poco el peso y extremar el cepo, impactando negativamente en la inflación y el poder adquisitivo, y agravando aún más la recesión”. Al ser consultado sobre las proyecciones a futuro, en relación con las condiciones macroeconómicas que atravesará el país, Rajnerman advirtió: “Lo más posible es que se desinflen un poco las cotizaciones del tipo de cambio oficial y que empiecen a bajar las presiones en el mercado oficial, dejando más dólares y permitiendo al Banco Central relajar el cepo. Es probable que la inflación se atenúe respecto a lo que fue el primer trimestre del año”. Para finalizar, resumió: “El acuerdo no garantiza nada sino que es el puntapié inicial para corregir el déficit fiscal, algunos problemas en relación a la emisión monetaria y recuperar la confianza de los argentinos para volver a consumir e invertir”.
La economista Lucía Pezzarini, en tanto, hizo referencia a la caída del dólar blue luego del anuncio del acuerdo. Sostiene que lo primero que va a pasar, en base a la cotización del dólar, es que se va a descomprimir un poco: “Esto va a hacer que baje el apetito por el dólar en sí mismo. La demanda va a caer y le va a permitir al Banco Central que descanse, a diferencia de lo que estuvo pasando este último tiempo. Con este pago que se va a realizar se va a descomprimir en una mínima medida la suma total de la deuda, y eso se necesita para empezar a crecer en la economía del país”. La economista, analizando futuros escenarios, afirmó que “lo que va a venir va a ser la reprogramación del próximo pago, en donde nuevamente hay que ver qué condiciones nos van a poner ahí, pero lo cierto es que hay que cambiar el perfil del pago con el FMI”.
Pezzarini advirtió que, de todas formas, un cambio estructural tendrá que realizarse “para ahorrar o equilibrar las deudas fiscales”. Si bien opina que el acuerdo es positivo y es un primer y gran paso, deja en claro que el Gobierno debe pensar y diseñar un plan macroeconómico consistente, para ver cómo va a crecer la Argentina, sabiendo que tiene que pagar una deuda en un futuro.