Por M. Schefer, C. Risoleo, E. Malm Green, O. González Dama, F. Martínez, M. Grande
La cuarentena que comenzó a mediados de marzo para contener el avance del coronavirus impacta en la salud mental de millones de argentinos. Tal es así que para lidiar con este problema, el uso de medicamentos sin receta subió de un 10% a un 13% mientras que la medicación prescripta aumentó de un 54 a un 72%, según el Observatorio de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
La Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 fue promulgada el 25 de noviembre de 2010 y reglamentada en 2013. En ella se establecen una serie de garantías para los argentinos que padecen diversos tipos de enfermedades. Por otro lado, fija como principio rector el evitar la internación de los pacientes en institutos neuropsiquiátricos.
“Lo importante es no automedicarse sin consulta médica. Sin embargo, no todas las dificultades merecen atención profesional de un psiquiatra”, advirtió Maximilano Cesoni, psiquiatra del Hospital Borda y prosecretario de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA). Cesoni señaló que es muy común ver que profesionales de otras especialidades recomiendan el uso de algún psicofármaco, como así también el círculo cercano de un paciente. En sintonía, la psicóloga cognitiva Marcela Collia agregó que existe un consenso en que “no se medique una circunstancia sino solamente a aquellas personas con problemas depresivos o ansiedad recurrentes antes de la cuarentena, y que si es la primera vez que se presenta algún síntoma se evite la medicación“.
Ya que el confinamiento no permite el encuentro presencial, tanto Cesoni como Collia se adaptaron a las videollamadas por diversas plataformas. La psicóloga comentó que en su trabajo ya brindaba este tipo de atención porque tiene pacientes en distintas provincias del país y algunos en Montreal, Canadá, mientras que el psiquiatra optó seguir en contacto por WhatsApp, ya que es una aplicación de fácil acceso para todos.
“Sin embargo, no solo aumentó el consumo de psicofármacos durante la cuarentena, sino también del alcohol“, afirmó Cesoni. También, señaló que muchas personas utilizan estas sustancias como una escapatoria a los problemas de la realidad y explicó que el hecho de que un ansiolítico como el Clonazepam se venda sin receta facilita que los ciudadanos accedan a un psicofármaco sin un control o recomendación de un especialista.
La ansiedad, irritabilidad y alteración del sueño son los síntomas que más se presentan como producto de la falta de motivación o los horarios corridos. Brenda Durán, estudiante de Psicología, cuenta que el día que se decretó la cuarentena, sintió ansiedad e incertidumbre. “Mi cuarentena se basa en ese ir y venir de sentimientos, desde agradecer por tener días libres para poder ver mis series preferidas hasta la ansiedad de no saber cuándo va a terminar todo esto y salir a la nueva normalidad”.
“Sería positivo que se comience a armar una mesa con especialistas de salud mental, no solamente con epidemiólogos, más allá de que hoy es lo más importante”, dijo Cesoni. El psiquiatra advirtió que las consecuencias en salud mental se verán a largo plazo o una vez terminada la cuarentena. Para paliar los efectos generados por el encierro ambos especialistas recomendaron distintas actividades recreativas. Por un lado, Cesoni aconsejó “no automedicarse, socializar lo máximo que se pueda y no sobreinformarse sabiendo elegir las fuentes”. Collia señaló que en los lugares donde está autorizada se puede aprovechar la actividad física al aire libre para armar una rutina más laxa.
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