S. CÓCERES @SANTICOCERES Y G. CHAET @GIANCHAET
“Quienes no tienen un hijo desaparecido no pueden darse cuenta del dolor que esta vida nos trajo. Es un sufrimiento constante”, cuenta. Agrega que es muy difícil disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, como un cumpleaños o “una canción” porque ese ser querido con quién quiere disfrutarlo, “siempre falta”.
Nair Amuedo no sólo tuvo que afrontar la desaparición de su hija Patricia, sino que también debió hacerse cargo de sus dos nietos que habían quedado sin padres. Forma parte de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y hoy supera los 80 años pero continúa con la batalla que inició en 1976. “La ausencia de mi hija está siempre presente. En mi dormitorio tengo las fotos de mis nietos, sobrinos y familiares. Pero no puedo tener la de ella porque la veo y me pongo a llorar”, declara.
Distinguida por varias universidades en todo el país, suele dejarse ver marchando junto a sus compañeras con el pañuelo blanco que las identifica desde que su reclamo empezó.
Recorre el país contando su historia porque quiere reivindicar los ideales de su hija.“Ser Madre de Plaza de Mayo es lo más triste que me pasó, pero también es un orgullo”, concluye.