Por Florencia Castillo (@florescast)

El líder del grupo paramilitar privado Wagner, Yevgueni Prigozhin, emergió como una figura central en la escena rusa después de la rebelión contra el estado mayor del Ejército. Prigozhin, de 62 años, es un multimillonario que ha estado involucrado en diversos sectores a lo largo de su vida.

En la década de los ’80 fue sentenciado a 12 años de cárcel tras haber sido declarado culpable de fraude, robo y uso de menores en actividades delictivas. Después de su liberación, en los ’90, encontró el éxito en el ámbito gastronómico gracias a una cadena de restaurantes en San Petersburgo, donde tuvo oportunidad de cocinar para Vladimir Putin, que en ese momento era el vicealcalde de la ciudad. La relación mutua se estrechó al punto de que Prigozhin se ganó un reconocimiento como el “chef de Putin”.

Aprovechando su creciente influencia, Prigozhin expandió su negocio hacia otras áreas, incluyendo la industria del juego. Durante ese tiempo, Putin se encontraba como regulador de este sector. Esta relación cercana con Putin le permitió consolidar su posición y acumular aún más poder.

En 2014 fundó el grupo paramilitar PMC Wagner, que se convirtió en uno de los mayores ejércitos privados del mundo. El grupo opera de manera independiente y estuvo involucrado en diversos conflictos armados, especialmente en Ucrania, Siria y República Centroafricana. Su influencia y conexiones políticas le permitieron expandir su imperio empresarial a lo largo de los años. Al grupo Wagner se lo ha relacionado con diversas violaciones de los derechos humanos.

“Prigozhin afirmó que su motivación para rebelarse contra el estado mayor del Ejército y acusar a Serguei Shoigu de ordenar ataques a sus bases de retaguardia en Ucrania es la protección de sus intereses y de los soldados bajo su mando”, explica Horacio Sánchez Mariño, doctor en Ciencias Políticas y licenciado en Estrategia y Organización por el Instituto de Enseñanza Superior del Ejército. “Él era un amigo y aliado de Putin y tuvo un papel destacado en el ataque y la casi conquista de la ciudad ucraniana de Bajmut. Prigozhin se enojó fuertemente con los líderes militares, incluido el General Valery Gerasimov, jefe de estado mayor, y el Ministro de Defensa ruso, acusándolos de retacearle municiones y apoyo necesario para llevar a cabo la guerra”, agrega.

Tras las acusaciones del líder paramilitar contra los frentes militares rusos, el ejército ruso bombardeó las instalaciones donde se encontraba el grupo. Esto generó el avance de dos columnas de Wagner, una en dirección a la ciudad de Rostov y otra a Moscú. Sin embargo, se detuvieron luego de 24 horas con el argumento de que, si continuaban, “se derramaría mucha sangre en una próxima batalla“.

Editora: Camila Mitre